El rey vestido con un traje invisible.

Me contrataron, para gobernar el mundo.
Pero acabé gobernándome a mí mismo.
Porque el Universo es un espejo...
Y cada pensamiento que uno evoca...


Y cada obra de sus manos...


Todo vuelve a casa, tal vez, años más tarde.
Consiento mi propio reflejo,
tal cuál viene, merced a la calma mental,
y la No-Violencia, que aprehendí del budismo.





Aprehendí o capturé, para mi fuero interno.


No es Dolor lo que siento, esta vez,
sino Misericordia.
Bienaventuranzas del sermón de la Montaña.
Una montaña enorme, será el rey del castillo.


Un río caudaloso gobernará la comarca.


Un Mar acaricia los continentes,
y los prepara, cada cuatro años,
para los Juegos Olímpicos.
La lluvia es el premio que necesitan los campos.


Y entonces, yo... Soy solamente, un niño.

 

El que dijo... "pero el rey está desnudo".
La inocencia derriba muros y construye puentes.
Namllorenkekio, o algo así, no me acuerdo bien. Tengo, aunque ya hace más de 10 años que no veo, un amigo budista.

 

En efecto, vi al Rey, y tenía gran porte y gallardía.
Iba muy decidido, y definitivamente, resolvía enigmas...
Pues era un hombre ocupado. No tan preocupado.
Ni tan reflexivo. Un hombre de acción, con derechos que sostenía, haciendo los deberes.


Y entendía que cada Momento es muy extenso. Como una finca.


Pero aún así, le pregunté:


¿ Te conoces a ti mismo ?


Y respondió: << Te dije que nacería. Te lo dije. Que te abriría de piernas, y saldría de tu vientre. >>


¿ Cómo ?
¿ Qué está pasando aquí ?
Los bebés los trae la cigüeña, volando desde París.
¿ A qué juegas ?


<< ¡ Qué inocente eres ! >>


¡ Claro ! Nacería de una Virgen.
Lo que yo no me esperaba...
Es que siendo Virgen a los 40, eso quería decir que también...
¡ Soy madre !