El ritmo del mar (querida Berenice)

El ritmo del mar


una poesia que un compañero dedica a
la dueña de sus más puros pensamientos


Las olas que golpean con las rocas,
las gaviotas que terminan su jornada,
la dulce tarde en que me invocas,
todo es parte de esta hermosa velada.

El ruido que hacemos al caminar,
la forma en que mi mano te percibe
todo es el ritmo del mar,
sintiendo lo hermosa que te describe.

La arena suave y atrayendo las olas,
tu voz surcando el aire salado,
tus ojos buscando un faro a solas
y encuentras mis ojos, de un enamorado.

Más no bastará palabra alguna a ti
porque no necesitamos hablar en esta tarde,
solo con un beso me convertí
en estrella fugaz del firmamento que arde.

Solo puedo pedirle algo al mar:
¡Canta con tu voz suave,
que tu agua salada me puede refrescar
y que nuestro amor no se acabe¡.

¡Canta y haz remojar la arena
y con este maravilloso atardecer,
llama a las estrellas fugaces por docena,
formando alfombras, lo único que puedo ofrecer!.

¡Canta, que yo viviré en la playa,
y moriré en ella al anochecer,
uniré nuestros corazones justo en la raya,
aquella que delimita el amar del querer!.

¡Canta y yo cantaré por cada una,
cantaré por las estrellas traviesas,
ellas dicen que será una aventura nocturna
pero ella brilla más que todas estas ….!.

Y no olvides tu dulce ritmo
suave melodía que a ella vuelve Diosa,
pues hoy yo te afirmo:
¡No deseo una historia corta, solamente hermosa!.

Hoy solo le puedo decir hasta pronto
porque su beso es de amor,
su despedida es de consolación, la noto,
ojala su adiós fuera solo un rumor.

Mas sus palabras, cristales rotos de colores,
Y su mirada, dulzura de mi corazón,
de mis sueños serán leales protectores
haciendo que la recuerde en cada oración.

Pero mi amor es de ella,
y su beso será una dulce balada,
Pues no habrá canción más bella
que exprese mi pasión, tierna y desinteresada.

¡Canta mar, canta para mi diosa
con suaves notas cubiertas de sal,
que es más valiosa que una rosa
pues sin su amor, vivir será fatal!.

Y yo a mi dulce corazón abrazaré
y con su cabello jugaré,
de la angustia y el dulce placer
de que nunca la olvidaré.