El Ruiseñor y Los Gansos.

Un día el ruiseñor,
dijo no a las prisiones,
tanto bosque verde,
no avivan sus pasiones,
sus alas eran fuertes,
son plumas multicolores,
hecho andar el vuelo,
hasta el azul de los cielos,
el sol lo reverenció,
con un resplandor de colores,
su estampa en el aire era,
un pecho azul y un
batido de visos.


El azul turquesa,
de las aguas mediterráneas,
cedujeron al astro rey.
que se rindió a su belleza,
fue un encuentro divino,
tanto amor y tanto vino,
llegando hasta los cielo,
el rubí rojo divino,
envolviendo de colores,
al señor Ruiseñor.

El verde de los bosques,
se volvió una esperanza,
los olivos y algarrobos,
sudaban lágrimas blancas,
el silencio dominaba,
las musas ya no estaban,
ya no habían notas,
para el trabajo del viento,
el señor de los silbidos,
el despertas de los tiempos,
no cantó en la mañana,
enmudeció el atardecer,
presagio de una noche triste,
no habría amanecer.

Y el Mediterráneo,
se fundió con el astro sol,
en un instante sagrado,
que hasta los cielos callaron,
el día se esfumaba,
ofreciendo al Peloponeso,
tenues rayos de luz,
para que los dioses bebieran,
vigilantes de estrellas,
hasta un nuevo amanecer.

El ruiseñor encantado,
por tal magnificencia,
hizo un esfuerzo supremo,
y fue cada vez más alto,
y en una corriente sublime,
se quedó reposando,
hasta que se vio envuelto,
en una nube blanca,
plumas de gansos,
picos rozados,
pardas las patas,
que volaban en bandada,
en busca de otros charcos.


En una alfombra de plumas,
blancas resplandecientes,
quedó detenido el niño,
venido del verde bosque,
cientos de ojos verdosos,
lo miraban tiernamente,
tantos gansos juntos,
tantas parejas de siempre,
cantaron a coro batiente,
cuando la primera estrella,
aparecía en el este.


Pequeño chico de azul pechito,
estás muy lejos de tu nidito,
pequeño chico de azul pechito,
te extraviaste de tu nidito,
pequeño chico de azul pechito,
cuál es tu vía y nombradía.


Soy un encanto,
que con el canto,
cuento los sueños,
de las semillas,
de las flores,
y maravillas,
que por los días,
ofrece al sol,
su verde oliva,
soy el encanto,
que en las mañana,
y amanecidas,
canto noticias,
y buenos días,
y en la tarde,
regalo mis melodías,
y en la noches,
canto velos de cuna,
a los chiquitos,
a todo mis amiguitos.


Y cantó y cantó,
hasta que su pecho,
sin aire quedó.

Pequeño chico de azul pechito,
tu canto es un encanto,
es el amor en una canción,
es atención por un mundo mejor,
es el bosque que habla,
en una nota de canción,
son las notas musicales celestiales,
que el Dios Supremo regaló,
al reino vegetal, animal y mineral.


Pequeño chico de azul pechito,
que haces lejos de tu nidito,
el bosque verde de la comarca,
espera con ansias que su rey,
de voces de mil gargantas,
cante en su rama de esa estancia,
eres el sol, eres la luz, el agua,
del verde bosque de la esperanza,
eres el rey que al amanecer,
al atardecer y anochecer,
canta por mil gargantas,
anunciando a todos,
que el verde esperanza,
tiene alma, está vivo, y,
es la ilusión de una vida mejor.


La luz cedió al cielo de estrellas,
brillaba exaltado el firmamento,
los puntos celestes tintineaban,
los cometas regalaban estelas de fuegos,
y la luna se prendió de luz,
ante la grandeza de la bandada,
melodía de amor cantaba el ruiseñor,
montado en el cuello del ganzo primero,
que volaba en picada a dejar al de azul pechito,
que había comprendido que el bosque,
no podía subsistir sin él,
sin el señor ruiseñor.

 

un placer pasar por sus versos,saludos

 

Calidad divina de letras apasionantes, suprema inspiración maravillosa.

 

Saludos Sebastian y gracias por atención. He tenido el placer de gozar de tus bellos versos.

 

Gracias Maestro. Con los respetos precisos, es posible satisfacer la curiosidad, sus comentarios son directos o automatizados producto de la necesidad de atender a tanto poeta fugaz.

 

Alta calidad de inspirada poesía preciosa, notable trabajo magnífico.

 

Gracias maestro por su resuesto. Comprendo...