El silbo del dolor (2)

¡Ay, del dolor!
Del polvo que en la tierra
aguardará los besos del rocío.

¡Ay, del dolor!
que siente la semilla
cuando huera de granos no germina.

¡Ay, del dolor!
del cardo y de la zarza
sin las caricias cuando el sol se pone.

¡Ay, del dolor!
del junco y de la caña
cuando ciegue la fuente su venero.

¡Ay, del dolor!
que sienten las riberas
si apagan su candil los lirios rojos.

¡Ay, del dolor!
del rayo que no cesa
cuando es el trueno que explosiona y calla.

¡Ay, del dolor!
de frondas y de pájaros
cuando el poeta olvida su canción.

¡Ay, que dolor!
que en tu ausencia Miguel
dormita en la tristeza del almendro.


PepeSori
SafeCreative
Febrero2022​

 

Me ha gustado mucho todo el poema en especial
¡Ay, del dolor!
de frondas y de pájaros
cuando el poeta olvida su canción.


Me ha gustado especialmente, porque creo que ningún poeta que se precie ha de olvidar su canción, la que le habita. pese a quien pese, porque entonces todo él y su mundo muere con su olvido.

¡Ay, que dolor!
cuando no está Miguel
y el pueblo se desangra por su luto.

Un excelente final, Pepe, para un poema rico en lirismo. Felicitaciones.
Un saludo.

Muchas gracias Isabel por tu comentario, saludos,
Pepe

 

Hermoso poema. Un gusto leerte.

 

Hermoso poema. Un gusto leerte.

Agradecido por tu paso y comentario Luciana, un saludo,
Pepe

 

Lindo silbo, Pepe, muy en el espíritu de los más sencillos, los que más me gustan de Miguel Hernández: por ejemplo el «Silbo del dale», en pareados asonantes.

Qué intensa la vida de este hombre, qué intensa su muerte.

abrazo
Jorge

 

Lindo silbo, Pepe, muy en el espíritu de los más sencillos, los que más me gustan de Miguel Hernández: por ejemplo el «Silbo del dale», en pareados asonantes.

Qué intensa la vida de este hombre, qué intensa su muerte.

abrazo
Jorge

Muchas gracias Jorge, ¡qué intensa su vida y que corta!... hasta dónde podría haber llegado su obra...
Un abrazo,
Pepe