Él sonríe

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El que tortura

​

El que decapita

​

Luego se levanta, lava sus manos​

Estornuda, se enferma, toma medicamentos,​

Duerme, sueña, tiene frío, calor, sed.

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El que tortura

​

El que decapita

​

Hace la fila en el supermercado​

Compra pan, leche, mermelada​

Paga, la cajera le sonríe, él quizá dice “gracias”.

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El que tortura

​

El que decapita

​

Alguna vez aprendió a gatear, a caminar​

Su oído infante se maravilló con el lenguaje​

Y lo hizo propio, creció, cambió de dientes.

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El que tortura

​

El que decapita

​

Sonríe también a veces, piensa en la muerte​

Y se asusta, se siente triste, ha llorado inconsolable,​

Pero también ha sido feliz, cantando, mientras los cadáveres se pudren.​

Y nuestras sonrisas se secan, se oxidan.

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El que tortura

​

El que decapita

​

Está tan cercano, es un hermano, un espejo al que pegamos nuestra mano ​

Es de los nuestros, reconocemos sus sonrisas, somos iguales, ​

Y nos hundimos con él en la gran debacle
​

Sonriendo.

​

Mientras, en el basurero, nuestros muertos, se pudren. ​

 

Poderosas líneas Rigo.

En un momento de su vida el personaje se perdió...

Gracias por compartir tu versar.

 

A ese lo puedo tener
bajo mi suela
y también puede ser mi asesino

 

Excelente escrito. Duro, explícito, cruel y bien dibujado.

Mis aplausos a tu obra.

Abrazos!

 

Cesar, Kaddir, Jorge toro, gracias por leer y comentar este texto doloroso de escribir y de leer, doloroso pues es escrito desde un país que se desangra.

 

excelente, fuerte sì, pero me ha encantado, un abrazo

 

Un tema duro y real. Buenos versos.
La repetición afirma el mensaje.

mamCArdenal