El suave tacto de mi amada

Un ónice resalta su hermosura​

mecido entre los pliegues de sus senos,
el viento le revuelve los cabellos
y envía sus aromas de frescura.​

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Presume un contoneo su figura
dejándose observar desde lo lejos,
los celos van minándome los sesos
creyendo en las miradas solo una.​

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Al punto nos cruzamos…¡Qué criatura!
Fijamos nuestros ojos, un instante…
sonreímos, unimos nuestros labios…
juntamos en los talles nuestros brazos
y andamos apretados por el parque.​

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Al fondo en arrebol, un corazón.​

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