El sueño de Adán.

¿ A quién puedo engañar ? ¿ Cómo llevarme el gato, al agua ?
Si pudiera torear...
A esas reses que pastan mansamente en la dehesa, junto a las encinas robustas y majestuosas...
Sería, en efecto, el hombre más feliz del mundo. Como el Cordobés, que sonríe.





Como Eva González, que presenta un concurso de cocina.


¿ Un concurso televisado ? ¡ Sí ! Y no es broma.
Ver para creer... Hay de todo, en la viña del Señor. Como en botica.
A usted, querido lector, ¿ Qué pulga le pica ? ¿ Por qué se rasca ? ¿ Por qué se retuerce ?
Mi potestad ejerzo, como padre prior del monasterio, que todo lo complica.





¡ Escóndase ! ¡ Manténgase fuera del alcance de los niños !


Hay gente que parece un bote de lejía...
Otros son como la caja grande, que contiene detergente.
La rabiosa actualidad opera de modo sutil y urgente.
Por ello, necesitamos ser potentes.


Capaces. Sensibles. Mejor amable, que temible. Más vale útil, que fútil.





Y en la Nada, me recreo.
En la Nada, me magreo.
Me meto mano. Me palpo. Me distingo.
¡ Eras Yo ! Le digo a mi novia. ¡ Eras Yo ! Una de mis costillas.


El corazón que a Triana va, nunca volverá, ¡ Sevilla !

 

Cómo la vida misma, estar, vivir, pasar, comentar, mirar y callar... Buen día.

 

Gracias, amigos. A quienes les gusta el poema, también.
En mi texto, hago que Adán sea sevillano, y luchador callejero, como Vega, del vídeo-juego Street Fighter II´.
Lo cuál es genial, hasta cierto punto.
O sea que nunca hay un número determinado de algo, y la determinación es la existencia.


Luego por tanto, ¿ Qué más da ? Si eres descendiente de Adán y Eva, o negro africano, o chino mandarín o ario indo-europeo...