El sueño de la máquina maravillosa

Desde el ático al jardín
ninguna pandilla de átomos pudieron hacerlo mejor,
todo polen contra el ombligo
la permanencia de la presencia,
esparcida sobre el paisaje
consultando la paleta de colores por dentro
rememorando la violencia de la belleza cuando aparece,
pero, asesorarse con un almohadón de plumas
y saber definir una fuerza por unidad de superficie
en silencio y comprometido con el presente
y allí tendrás tu escena sofisticada de porquería.

Hay que comer sin ganas los argumentos
hay que digerir de mala gana cada gota de perfume,
sembrarle a los pies lo indecible y acurrurcarle.

Correr en sus lagrimales
como el último océano permisible
elevar a un pedestal la humedad de su estrógeno
pero, con destreza desmembrarle ambos brazos
y pedir que siga intrascendente.

Cierta cantidad de versos
llevan a develar la torpe verdad,
estás esparcida por todos lados
cual virus que se aguijona a su huesped,
embriaguez surcando colinas.

Ejércitos caerán sólo por su mirada
tontos con cuchillos le defenderán
y la providencia le convertirá en deseo.
Se ve como folk y sabe a amarillo
apuñalándonos el cerebro sentimental
la pasión en trabajos por encargo,
pero, su esplendor debería sobrevivir al fuego.

En este mundo debe estar prohíbido
tal consumación de la perfección,
debe ser un vomito tanta melodía de cuerdas vocales
las líneas curvándose como lo soñado
el ritmo perfecto de una sonrisa sin enemigos
el oleaje manso ante el paso de tobillos,
perdone usted pero no es real y menos bienvenida
manos que siempre sanan no concuerdan
con la podredumbre que nos pertenece
almizcle corporal al aire sin permiso
sentirse intoxicado y a salvo
solo enerva mis sólidas bases
la realidad se habrá equivocado y apesta
lo mejor de la existencia no sucede
pero, por algo el destino me dió manos
para destruir todo lo que conforma a esa maldita.​