El sueño dormido

¿Porqué no estás aquí para
derramar tu sonrisa en mi mirada?
Que penda de tus senos esta sien
beoda y estos párpados en celo.
Que hables sin tener nada que
decirme y grites que mi silencio
es lo que hace falta.
Oculto en tu desnudez,
surgido de tus besos
y dada vuelta a tristeza.
Encontrados, extraviados,
en la sima de las tardes,
odiándonos el amor
por sernos tanto.
Tú para soñarme despierta,
para poner a prueba
mis caricias adivinar todo
lo que me completa.
Yo para pintarte bella
y desemejante frente
al espejo de todos los espejos,
fumando una colilla muerta
de nuestras pisadas,
bebiendo una dicha asida
con la mano
y de un solo intento.
Echados sobre constelaciones,
febriles en las sombras
y guardando potestades de
una analogía que no parece.
Vivos de la muerte y del riesgo
con que cojea la esperanza.
Y otra vez volver a preguntar
por el sombrero, el abrigo
y el porqué no estás, aquí, conmigo,
respondiéndome esto.