El sueño maldito

En un sueño maldito, en las sombras me hallo,
atrapado sin salida, preso en un mundo de espanto.
Una telaraña de pesadillas me envuelve sin piedad,
un laberinto de terrores que no puedo abandonar.

La noche se extiende en un oscuro abrazo,
mis sueños se convierten en un naufragio en el ocaso.
No hay amanecer que rompa esta maldición,
estoy condenado a vivir en este sueño de opresión.

La claustrofobia me envuelve, me asfixia el alma,
en este laberinto onírico, la desesperanza se enrama.
Mis pasos no avanzan, mis gritos se desvanecen,
el mundo de pesadilla me consume, mi cordura desfallece.

Criaturas aberrantes acechan en cada esquina,
mis miedos más profundos toman forma asesina.
No hay escape, ni luz que guíe mi camino,
estoy atrapado en este sueño, sin hallar el destino.

El tiempo se desvanece, se estira y se desgarra,
cada noche es una eternidad en esta trampa macabra.
Mis pensamientos se mezclan con las sombras,
en este sueño maldito, mi mente se desdobla y se desdobla.

El terror se alimenta de mi debilidad y temor,
un tormento sin fin, un castigo sin redención ni honor.
¿Cuándo despertaré de este letargo lúgubre?
¿Cuándo encontraré el respiro, la paz que me alumbre?

En el sueño maldito, la esperanza se desvanece,
la realidad se destroza, mi cordura perece.
Sigo atrapado en esta telaraña de pesadillas,
en un mundo oscuro donde el horror me arrodilla.

No hay salida, solo la eternidad de este sueño fatídico,
la desesperanza y la opresión son mi único símbolo mítico.
En el sueño maldito, soy un prisionero sin cadenas,
condenado a vivir eternamente en estas pesadillas ajenas.​