El tiempo se acabó.

El tiempo, sí, el tiempo da la razón, el olvido es la mejor manera de demostrar que nunca debiste estar.
Y cuando dejaste de buscar, es que nunca debiste encontrar, ni tal vez permitirte el hecho de soñar, o hacer soñar.
Puede que nunca te tuvieras que cruzar con aquella persona que decía dar, y al final no consiguió demostrar.
Llorar por llorar, reír sin pensar, amar sin todo lo que deberías dar.
Solo aparentar gozar de una dicha, que al final se convirtió en juicio final.
Forzar sin dejarse domar, flexible ante la búsqueda de la verdad, y hacer como que sientes dejándote llevar.
Me gusta dormir y aguantar hasta reventar, me gusta jugar y en la cara solo mostrar seriedad. Llegar al final, sin querer ganar.
Morir por morir, que es lo que debemos mostrar.
Sentir por sentir, contigo, o con el de más allá.
Ésto lo tengo vivido, y ya, nada me puedes mostrar.
Sabe más el perro por viejo, que por todos los huesos que pueda rucar.
Muere buscando ese sabor, del primer beso, que ya nunca volverá.
Muere sin más, muere por morder la mano, pues donde antes te daban, ya nunca más te volverán a dar.
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