El tren

Los trenes que parten son tentadores.

Al ver como se alejan te invade una sensación de desasosiego. Como si te estuvieras perdiendo algo realmente importante, necesario.

El espectador, inmóvil observa como se aleja, a toda velocidad el protagonista.

La idea romántica del viaje sin retorno con rumbo a lo desconocido es sugerente.

Una vez ha desaparecido, una vez el tren se ha perdido en el horizonte, vuelve el silencio, y tú.

Recuerdas que una vez subiste a ese tren...
... y ese tren te trajo a donde estas ahora.

 

Los trenes son todas esas oportunidades de volver a empezar. Generalmente, por miedo solo los miramos pasar y perderse. Y si te lo piensas demasiado es porque quizás nunca debiste bajar del último. Saludos cordiales, Alarido.

 

Viajaba ligero de equipaje, en un tren hacia el futuro y me embistió el presente, a traición. Aquí me tienes, echando leña al fuego de esta destartalada locomotora, reemprendiendo el viaje.

 

Me gustó tu escrito; la forma como es observado el partir del tren que puede ser el vehículo o motor de tu ahora, tu presente.
Excelente. Mi saludo.