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El ultimo humano.

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por DavidJs., 3 de Octubre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 368

  1. DavidJs.

    DavidJs. Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    30 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    291
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    Género:
    Hombre
    Su agotada y transcurrida anatomía
    fue arrastrada de forma ineludible
    por los conceptos ulteriores
    de una tecnología que ya renegaba
    la propia razón de sus progenitores.

    Una entidad biológica
    había sido proyectada
    a una época allende
    a cualquier sostenibilidad congénita,
    estaba solo y aislado
    de cualquier referencia de identidad.

    Se encontraba en el final
    del ultimo y fatídico día,
    dejando detrás de sí un yotta sendero
    de civilizaciones extintas
    y existencias consumidas.

    De toda una ufana dinastía postrero,
    doblegaban su cansada espalda el peso remanente
    de las omisiones de todas las extintas humanidades,
    yacía de rodillas humillado y postrado,
    como desdichada ofrenda para sacrificio.

    El último espécimen del genero humano,
    el una vez orgulloso homo imperialis,
    descendiente directo
    del extinto homo sapiens sapiens,
    yacía adjudicado
    rastreando muy dentro de su exigua memoria.

    Evocaba en el suplicio
    cualquier remanente de su liquidada gloria,
    un leve aliento,
    que denegara sus continuas y arrastradas miserias,
    su lánguida mirada y sus abatidas rodillas
    se incrustaban como atizador en las abrasadas
    y árida tierra que agrietada se consumía;
    igual que su evaporada moral
    y su resecada frente.

    Ahí estaba a un paso de la orilla
    de un final miserable hacia el olvido total,
    frente de sí,
    arrastrando pesadamente la mirada
    junto con todo el peso del planeta tierra,
    en donde su desesperanza lo hacia mirar
    cabizbajo.

    Ahora sus ojos,
    erguidos hacia el desfallecimiento,
    se desplomaban en ellos
    el plomo derretido de su destino;
    una enorme estrella gigante roja,
    el último remanente de nuestro sol
    que agonizante se expandía.

    Y vorazmente poseía
    todo el horizonte
    en un abrazo de lujuria calcinante y letal,
    que lentamente
    a los planetas interiores engullía
    hacia un pavoroso panorama,
    borrado de cualquier recuerdo,
    hacia el apocalipsis.

    Todos los que ya no están,
    todo el tumulto de los extinguidos,
    todos desde el primero en el principio
    hasta el último en el fin,
    desde la espiración hasta la expiración.

    Les gritaban
    en un angustiado estruendo reclamador
    de civilizaciones extintas
    alzadas en voz,
    queriendo retumbar en su desesperasion
    fuera del remanente de memoria
    donde se comprimían,
    hacia un piadoso retorno.

    Somos todos los que ya no estamos!
    únicamente de vos sois todo nuestro legado,
    si pereceréis con vos desaparecerá todo nuestro gran pasado
    y ya no seguiremos siendo en ti ni retornados en ningún otro lugar.

    Escucha !
    somos todos los que ya no estamos,
    de vos es obligación superarnos,
    si con nuestras propias mentes y manos
    hemos esculpido todos los dioses y sus templos,
    conviértete a ti mismo
    en lo que nuestras propias mentes y manos una vez creó.

    Llévanos mas allá!
    de lo que hasta ahora aquí existe,
    en tu memoria está depositado todo el legado
    y todo el pasado de las humanidades,
    en vuestros genes está nuestra continuidad,
    todo lo que fue tuyo y has querido
    todavía esta en ti,
    igual que nosotros.

    Aun de rodillas,
    con mayor pesar y esfuerzo
    levantó más su mirada
    y se retorció en media vuelta,
    dejando detrás de sí
    y sobre su socarrada espalda.

    El anverso,
    de todo lo que fue el centro de su universo,
    donde escribió con gloria
    épicas epopeyas
    conquistadoras de todo el sistema solar.


    No podía convertirse
    en lo que la mente y las manos una vez crearon,
    ni apareció ningún rastro de gloria
    evocada en el suplicio,
    expiró su último lamento,
    mirando tristemente
    más allá del firmamento.

    Él, junto a los que ya no están,
    con el remanente de las omisiones
    de todas las extintas humanidades,
    de rodillas,
    humillado y postrado
    como desdichada ofrenda para sacrificio,
    exclamo junto a los que ya no están.

    ¡Hola, que tal!
    os saludamos a todos
    desde este diminuto punto
    luminoso y ahora rojizo,
    al que nosotros las criaturas humanas
    llamamos hasta hoy Madre Tierra.

    Un punto más;
    diminuto brillante,
    una más que perfora el panorama centelleante
    que se yergue sobre cada uno de sus horizontes.

    ¡Hola! ¡hola!
    ¿acaso no me oís?
    ¿acaso no me veis?
    hasta ahora sé que sólo soy uno más de los demás
    pero por favor no me ignoréis.

    Ya a vosotros no los ignoro más!
    cómo puedo ignorarlos?
    aunque sólo soy uno más de los demás
    sé que estáis ahí
    porque sólo hasta ahora los necesito.

    Es que vosotros
    sois tantos, tantos y tantos!
    que debéis seis todos los demás, o no?,
    por favor no nos abando neis,
    por favor no nos ignoréis
    como nosotros los hemos ignorados
    Hasta ahora.
     
    #1

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