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El valor de una cabeza

Tema en 'Clásica no competitiva (sin premios)' comenzado por Cirhian, 16 de Julio de 2024. Respuestas: 6 | Visitas: 318

  1. Cirhian

    Cirhian Poeta fiel al portal

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    "Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, ladrón hispano muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no solo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma."

    Dión Casio 56, 43, 3 (traducción de A. Schulten en Fontes Hispaniae Antiquae, vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)



    Se presenta Corocotta
    ante su augusta realeza,
    el mayor ladrón de Hispania
    que ha bajado de la sierra.
    Sé leer en vuestro rostro
    como escrita la sorpresa
    del haberme presentado
    esta noche en vuestra tienda.

    Ni uno solo de sus hombres
    detectara mi presencia
    por lo que os animo, Octavio,
    a la calma en la conciencia;
    a mi castro han arribado
    unas injuriantes nuevas
    que han corrido como el fuego
    por los bosques y las cuevas.

    ¿Os pensáis no conocemos
    del romano la bajeza?
    Fue Sagunto abandonada
    en un acto de vileza.
    En la cruz murió Mandonio
    por querer la independencia;
    en combate viera Indíbil
    el final en su insistencia
    de los yugos liberar
    a su pueblo en resistencia.

    Aun nos cuentan de Sertorio
    en las noches nuestras viejas.
    ¿Que le hicistéis a Viriato
    si no un acto de innobleza?
    Vuestra marcha por Hispania
    nos arroja a la pobreza,
    nos conduce al bandidaje
    y a los cuernos de la guerra,
    nos extingue como pueblo
    y cercena nuestra lengua.

    Del veneno y su murmullo
    responder he con firmeza
    pues decídme, noble Augusto,
    ¿No buscabáis mi cabeza?
    ¿No mandábais asesinos
    tras mi paso y tras mi suela,
    dando plata a mis vecinos
    por cobrar mi calavera?

    Siendo tanto su valor,
    de doscientas mil las piezas
    del argento que ofrecéis:
    ¿Dónde está la recompensa?
    Vuestro fuerte he infiltrado
    con mayores sutilezas
    y la guardia la he burlado
    para dárosla en bandeja.

    Yo podría degollaros
    hasta ser carcasa muerta
    y escaparme entre las sombras
    antes de que den la alerta;
    laudaríanme los bardos
    en la gloria más eterna
    por haber sido mi mano
    la que acabe con la bestia.

    ¿Mas decídme, noble Augusto,
    Roma nos perdonaría?
    ¿O tal vez conduciría,
    al sangraros vuestro busto,
    a mi pueblo a un trato injusto;
    a la hambruna y la cadena,
    a beber en luna llena
    esa pócima del tejo
    y ser pasto del cangrejo,
    la gaviota y la sirena?

    Vuestra muerte alentaría
    a los perros de la guerra
    por lo que vengo a ofreceros
    más que un trato, una apuesta:
    en mi haber tengo ese águila
    de la fiel Legión Primera
    que diezmada por mis gentes
    ahora alfombra la ladera.
    Os propongo retornarla
    de una forma más postrera
    si entregáis toda la plata
    que ofrecéis por mi testera.

    Juro que convenceré
    en dejar las armas quietas
    a otros jefes y caudillos,
    a otras sabias y hechiceras;
    esta historia contaré,
    de que en Roma hay clemencia
    y hemos de firmar la paz
    en una acto de conciencia.

    Nuestra era ha terminado,
    fútil es la resistencia
    si se apuesta la existencia
    de aquel bien que es más amado.
    ¿Si es mi pueblo aniquilado
    como otros ante Roma
    y extinguido nuestro idioma
    malviviendo en escondrijos
    siendo esclavos nuestros hijos,
    fuerte fe no se desploma?

    Perderemos nuestros dioses
    nuestra glosa, nuestro arte
    para luego formar parte
    de una plebe con engroses
    a quién diga los adioses
    a culturas ancestrales
    por tomar los ideales
    del Estado y su bolsillo,
    sin el torque y el anillo,
    olivados los rituales.

    Pero sé que aun estaremos
    en el son de un caramillo
    en la falx y en el martillo
    y en las gaitas que escuchemos.
    Sé que sobreviviremos
    en el son de una canción
    que le alegre el corazón
    a quién busque en la cerveza
    el alivio a la certeza
    de perder la tradición.

    Mas si es cierta la proeza
    de que pueda la palabra
    se más fuerte que la espada
    en poner fin a la guerra,
    que mi gente sea indultada;
    sus ofensas perdonadas
    y devueltas seän las tierras.

    De mí haced mayor dureza;
    si negáis que la paz labra
    con la carga más pesada
    a quién sabe que se yerra
    con matanza dilatada,
    mis afrentas seän vengadas
    en un carro y en la hoguera.

    Si olvidamos la discordia,
    la esperanza ya perdida
    en el sueño de la vida
    nos revive en la concordia.
    Mana la misericordia
    y es serena la entereza
    si anda en juego la cabeza;
    si estimáis la vuestra, Julio,
    id trayendo ese peculio,
    que no falte ni una pieza.

    [​IMG]
    [​IMG]

    Estructuras usadas: romance, séptima arromanzada, décima espinela, décima arromanzada, duodécima cervantina arromanzada
     
    #1
    Última modificación: 18 de Julio de 2024
  2. Alde

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    Lectura serena.
    No se puede olvidar las esperanzas y menos dejar escapar los sueños.

    Saludos
     
    #2
  3. Maroc

    Maroc Alberto

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    Es una maravilla la cantidad de estructuras poéticas que utilizas. Es un relato muy bien conseguido con lugares y nombres reales, sólo puedo descubrirme ante tu extraordinaria poesía. Se te escapó un más que debería ir sin tilde; "Más si es cierta la proeza", una menudencia que le puede ocurrir a cualquiera por despiste.

    Te dejo unas interesante reflexiones sobre el protagonista de tu poema.

    Acaso Corocotta como tal caudillo cántabro en las Guerras Cantabas no existió. Acaso no era siquiera de estas tierras si no de la Lusitania. Ramírez Sádaba afirma que no hay nada que sostenga el mito que le dibuja como el aguerrido líder cántabro frente a los romanos. Desde el punto de vista romano Corocotta era un asaltador de caminos al que el emperador Augusto le puso precio; 20.000 sextercios, señala el coordinador de la obra "Los cántabros en la antigüedad". Y un historiador de la época, Dión Casio, recoge que en los funerales del emperador, donde siempre se alaban las virtudes del finado, se contó que Corocotta se presentó a cobrar la recompensa y Augusto, ante la valentía de Corocotta, fue magnánimo y no sólo le perdonó la vida si no que le dio el dinero. Según Ramírez Sádaba no hay nada con base científica que lo sitúe en estas tierras. ¿En qué territorio de los que estuvo Augusto en Hispania se cruzó con Corocotta? No se conoce nombre de ningún jefe, para los romanos los ejércitos cántabros eran masas, no tenían líderes. Corocotta es un mito creado. Si se ha creado una leyenda hay que desmontarla. ¿Quién lo hizo? ¿Schulten? ¿Es creíble? En este aspecto no porque ha interpretado y cuando uno interpreta se puede equivocar porque las fuentes no lo dicen. Hay otras fuentes que dicen que Corocotta era africano.

    La foto la he sacado del mismo sitio que tu cita porque no he encontrado otra.
    [​IMG]

    Abrazos Cirhian.
     
    #3
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  4. Eloy Ayer

    Eloy Ayer Poeta asiduo al portal

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    No se entiende que Cocorota se presentara en los funerales del emperador a decir que era él y que quería la recompensa.
     
    #4
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  5. Cirhian

    Cirhian Poeta fiel al portal

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    Muchas gracias, compañero Alde, por la lectura y el comentario. Los sueños sueños son y las esperanzas poco más son que estos; su influencia puede ser positiva pero se ha dicho ser sabio no apegarse a ninguna de ellas. Desde antiguo valoramos más lo demostrable de los hechos y lo cuantificable de lo material.

    Salud y abrazos.
     
    #5
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  6. Cirhian

    Cirhian Poeta fiel al portal

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    Hola, compañero Maroc;

    Te agradezco mucho la lectura, el comentario y la amable apreciación que haces de este escrito, que en mi opinión se adecua más en esencia a la dramaturgia que a la verdadera poesía. Nada más lejos de la verdad, estimado, en cuanto a las estructuras; en verdad podríamos decir que no es sino un romance con estrofas de distinta longitud y alguna que otra espinela.


    Aquí me confundí, compañero, dispena.


    En cuanto al personaje de Corocotta;

    Por supuesto la interpretación de Schulten de Corocotta como jefe guerrero cántabro y líder de su confederación, pese a haber sido casi hegemónica en la tradición de la modernidad temprana por beneficio e interés nacionalista y ser una que queda muy bien en el drama histórico no es la única ni, con mucho y en mi opinión, la más probable de las teorías respecto a este personaje de la antigüedad. Como mencionas, aunque creo que de una manera que ha confundido a nuestro compañero Eloy Ayer, la única mención que conservamos de esta persona es de Lucius Cassius Dio pero no en el volúmen de las guerras cántabras, sino en el panegírico apologético que escribe a la muerte de Octavio César Augusto loando las virtudes de su misericordia; un texto en esencia propagandístico para tratar de mejorar la imagen del difunto monarca de los mares de sangre sobre los que erigió su gobierno y de congraciarse con los herederos y administradores de su culto.

    Podemos suponer que este suceso narrado por Lucius Cassius Dio podría ser cierto y contemporáneo a las guerras cántabras mas la traducción misma de Schulten toma por hispano el original en Hispania, lo que no asegura su procedencia. La teoría última que mencionas, la de su origen númida/amazigh es de hecho para mí la más probable, dado que, si no ando mal informado, se ha encontrado al menos una tumba precristiana en Argelia portando inscrito el mismo nombre, Corocotta, lo que podria señalar este nómos como autóctono de la región.

    No sabemos, pero, cuando, donde y como se produjo este encuentro entre este tal Corocotta y Augusto. Dion Casio no menciona que fuera en un campamento consular, en un fortín, en un castro o en las dependencias gubernamentales de Tarraco, donde estuvo Augusto la mayor parte de su estancia en Iberia, ni quien era este primer personaje. El resto es mito, es leyenda, es ficción; con suerte, material para arte y literatura y con mala suerte simple octavilla de propaganda. He intentado, con el Corocotta que presento en esta pieza, aunar los datos históricos del ladrón y bandido lo bastante ladino y peligroso para que cuya captura y entrega a los romanos equivaliera a 780 kilos de plata en esa época, con algo de los rasgos del sagaz y digno caudillo legendario de la tradición moderna. No mucha gente conoce este personaje, mítico o histórico, fuera de Asturias, Cantabria o Galicia, entre otras pocas regiones de España, pero encuentro, para quién conozca un poco la historia de Hispania, que en la línea narrativa que se sigue en este escrito, el destino último de los cántabros implica que Corocotta huyó con el dinero o fracasó en convencer a los otros jefes de firmar la paz, porque la gran mayoría de los integrantes de este pueblo acabó quitándose la vida.

    Gracias de nuevo, Maroc. Salud y abrazos.

     
    #6
    Última modificación: 18 de Julio de 2024
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  7. Cirhian

    Cirhian Poeta fiel al portal

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    Hola, compañero Eloy Ayer. A lo que se refiere el compañero Maroc es que Lucius Cassius Dio, Dión Casio para las personas de cultura hispana, escribe sobre este encuentro entre Corocotta y Octavio César en un panegírico, un texto funerario para loar a Augusto durante y después de su entierro, y no en su volúmen sobre las guerras cántabras. No sabemos donde se produjo este encuentro, si en un campamento consular, su despacho de Tarraco o en las letrinas pirncipales, pero sí podemos tener por cierto que lo hizo por sorpresa y sin anunciarse.

    Salud y abrazos.
     
    #7
    Última modificación: 18 de Julio de 2024
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