El vedel y Satán

Pretendimos no pasar de los 30
y llegamos a los 50

vivimos como los mentirosos pederastas
que esperan la barca del amanecer
(cargada de niñas bonitas
esperanzas y gordas lustrosas)
masturbándose a la orilla del Gran Mar.
Un fauno nos saluda tras la ventana
y tú te asustas
¿Por qué, amor mío?
¿Acaso nuestra esquizofrenia es más hermosa que su frente ardiente?

Libramos a las niñas que crecen
de cualquier obligación para con la Muerte
y ahora el vedel, verdugo,
nos busca y cuelga carteles con nuestro rostro
en todos los árboles
que se prestan a ello

esperamos y esperaremos el amanecer
suplicamos y suplicaremos al sol
que nos haga trizas al renacer
y todos los bares y pubs y antros
de Berlín
nos matan y nos reviven
fabricando nuestros ataúdes con las palabras,
aún esperpénticas y encerradas que brotan de tus labios

Espera, amor, espera
ahora solo nos queda esperar
así nos reconciliaremos con Satanás