El verso que nunca supo donde rimar

Con ansia viajó el universo
pero su sitio no pudo hallar...
Esta es la historia de un verso
que nunca supo donde rimar.

Lloraba y lloraba a diario
después de mucho se resignó,
un verso tan solitario
como el poeta que lo escribió.

Nació como todos nacen
de un sentimiento vago y fugaz,
de aquellos que no deshacen
pero tampoco dejan en paz.

Anduvo en las noches frías
con las estrellas hizo amistad;
soñando con lejanías
y desafiando a la inmensidad.

Pasó una tarde nublada
acompañando a la nube gris,
al campo dejó grabada
bajo la lluvia su cicatriz.

Vivió en el amor soñado
y por un tiempo ese fue su hogar,
después quedó abandonado
y desde entonces sabe llorar.

Vivió en oscuros rincones
inalcanzables para un mortal,
tinieblas, luz y visiones
hasta dudaba que eran real...

Buscó en el buen crucifijo
una esperanza de cabidad
sabiendo que alguien le dijo
que había salvado a la humanidad.

¡Oh verso nunca te rindas!
¡sigue buscando dende vivir!
si todo el sabor que brindas
alguien pudiera de mí sentir...

¿Habrá ese lugar correcto?
¿lo hallará en verdad una vez?
Sólo un camino es recto
y es tan difícil saber cuál es...