El video de la muerte

EL VIDEO DE LA MUERTE

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El operador de cámara sentía miedo cuando trabajaba en las guerras, pero desaparecía su temor cuando miraba la imagen a través del visor; entonces se preocupaba solo de la calidad de la imagen, como si fuese un espectador que mira al televisor en la sala de su casa. Había grabado muchas guerras causadas por intereses económicos, fanatismos religiosos, ideologías totalitarias y nacionalismos excluyentes: todos los motivos que forman una combinación explosiva. Era valiente y prudente: miraba a su alrededor antes de coger la cámara y llevaba siempre un casco con la palabra PRESS para indicar dese lejos que era periodista, no militar. Pensaba que sus imágenes, cargadas de muerte y sufrimiento, servirían para movilizar a los ciudadanos en contra de las guerras.

Aquel día estaba grabando el impacto de una bomba que había destruido un colegio: los lápices de colores, libros y cuadernos que habían quedado dispersos entre los escombros, después de retirar a los muertos y heridos. Pensó que esas imágenes conmoverían sin morbosidad. Cuando levantó la cámara vio, a través del visor, a un soldado que le apuntaba con su fusil. El operador dejó la cámara sobre un montón de escombros, levanto un brazo y señalo con el dedo tembloroso las palabras “PRESS”, escritas con letras grandes en el casco, y grito con todas sus fuerzas, cada vez más alto:

- Press, press, press, press, pre…

El operador pensó, muy desesperado, que la fuerza de esas palabras podía detener las balas, pero cayó abatido por un solo disparo en el corazón. En los momentos de pánico queremos creer en una posibilidad de salvación, aunque sea la más absurda. La guerra se cobró otra víctima más de los que quieren ocultar sus atrocidades.

El soldado cogió la cámara, pero enseguida la tiró al suelo, cuando oyó el ruido de un camión militar que se acercaba, y salió huyendo de sus enemigos por un callejón lateral.

El día siguiente, muy lejos de allí, un hombre comía una pizza y bebía una cerveza mientras veía la televisión en el salón de su casa. El presentador del noticiario dijo:

- A continuación, pueden ver la secuencia de un operador de cámara que grabó su propia muerte cuando intentaba informar del bombardeo de una escuela.

El espectador levanto la cabeza para ver la noticia anunciada, pero entonces se acordó del partido de fútbol que ofrecían en otro canal.

Enseguida cogió el mando a distancia, cambio de canal, comió un trozo muy grande de pizza y bebió media jarra de cerveza de un trago. Le gustaban mucho los partidos de futbol mezclados con el sabor de la pizza y el cosquilleo de las burbujas de cerveza en la garganta, aunque pensó que estaba engordando demasiado y tenía que ponerse a régimen, como decidía todos los días desde los últimos 20 años. Le hubiera gustado estar siempre así: con el futbol, la cerveza y la pizza; pero sin engordar, su mayor preocupación.

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Vaya, aguda en interesante crítica a nuesta indiferencia. Mi saludo cordial.

 

La indiferencia de la mayoría de la gente es la principal causa de todas las injusticias.

Gracias por leer y comentar este sencillo relato. Salud y ventura.