El viento amanece mudo

El viento amanece mudo.
Muere el sol antes que viera
su primer rayo en el muro,
allí donde el día arresta.

Impone la noche luto.
De envoltura cenicienta
va cubriendo los segundos
en la silenciosa celda.

(El viento amanece mudo,
silva el viento su condena)

Se agita el sendero obtuso,
divaga la cruda pena.
¿Cómo desandar los surcos
que se ensañaron con ella?

(Camina el viento sin rumbo,
traga el viento polvareda)

¿Qué pudo ser y fue nulo?
¿Qué partícula pequeña
engulló su libre curso?
Ni las hojas lo recuerdan.

El viento amanece mudo.
Agarrada de una reja
-estrangulada entre puños-,
la impotencia.


15 de octubre del 2018
(Por tantas mujeres silenciadas)​

 

Me alegra mucho, Isabel, leer lo que me dices. Es que es un poema que tenía guardado en ese rincón donde uno vierte y expresa sus emociones y pensé que como poco debía compartirlas... ¿de qué serviría este poema si no es por su intención?
Muchas gracias a ti, querida Isabel, por darle respuesta, por vibrar al tiempo. Gracias por tus elogiosas palabras.
Un abrazo grande,
Eva

 

Tus letras, querida Eva en un vuelo doloroso, sentimiento que resuena en cada renglón con impotencia también, porque es necesario destacar aquellas historias invisibilizadas, las de las mujeres que han luchado en ambientes adversos y han logrado metas pero, lamentablemente las han vetado u obstaculizado por su género y/o eliminadas de las faz de la tierra.
Meritoria esta dedicatoria de la mano de tu pluma y en el espacio que merece .
Gracias por traer este lienzo de tu sentir hecho poesía.
Un abrazo grande!
Camelia

 

Gracias a ti, querida Camy, por leer y comentar este poema que rescaté.
Un abrazo grande con todo mi cariño,
Eva

 

¡Qué maravilla de poema!, Eva, pero qué maravilla esta dedicatoria a tantas y tantas mujeres silenciadas.
Me tienes que permitir que te ofrezca una entusiasta reverencia seguida de un montón de aplausos.
Un fuerte abrazo.
Javier

 

Es un gusto enorme contar con tu compañía, este poema no sería nada sin vosotr@s.
Muchas gracias por ser tan generoso, Javier, y nada de reverencias, un abrazo grande, y en paz
Eva

 

Mi querida Ligia, como os contaba, estos versos nacieron de un sentimiento propio y pensé que no podían quedar allí arrinconados.
Éste me pareció un buen lugar. Muchas gracias por entenderlo y por tus acogedoras palabras.
¡Un abrazo grande con toda mi estima!
Eva

 

y nada de reverencias, un abrazo grande, y en paz
Pero, pero ..... Eva, ¡déjame!, que es una reverencia improvisada, entusiasta y campechana. Ya sé que la temática del poema no es para bailar la jota y otros jolgorios.... pero déjame, que tu poema lo merece, es una exquisitez.

 

jajaja si yo te dejo, pero es que no me parece meritorio, venga, la hacemos los dos a la vez
Gracias por tu chispa. El abrazo sigue en pie, ¿no?