El yugo del infante

Aprendí que esta barquilla
En mi psique ha de navegar
Pues alberga en su quilla
Rodeada de mares sin orilla
Ganas, muchas ganas, de vengar.

Pediré perdón si es que he pecado
Si es que he vivido solaz
Un abrazo y beso desbocado
Soñar estar enamorado
Ojalá hubiese sido capaz.

Me desdije de mi perorata necia
Complaciendo propia sangre
Y descomplaciendo sangre recia
Para pensar desde la pena
Llanto y pena, que no arrecia.

Con mil días por manto
Desdichado y con razón
Su fariseo huero canto
Y dientes de puro espanto
Mordían mi débil corazón

Si con fuerzas me sintiera
Ribera mía dame un descanso
Si vida en vida viviera
Y solo el sufrir muriera
Hecho tizón y remanso.