Ella es el verso que siento. Décimas.

Pido a la luna cadencia,

nocturnidad caprichosa;

pido su luz poderosa

para bañarme en su ciencia.

Lo mejor de mi existencia

vino al son de su llegada,

en la rima rescatada

del arcón de algún pasado

que se acerca a mi costado

con su letra nacarada.


Pido a la luna canciones

con sabor a cercanía

consiguiendo la alegría

de escribir sobre emociones.

Sin mayores pretensiones

que vivirla a mi manera,

sin malicia ni frontera

-y en su cielo persistente-

ver el cielo diferente

que se agita en mi sesera.


Pido a la luna dulzura

y poder para invocarla,

en versillos recetarla

como sed que todo cura.

Que me alivie con premura

del dolor de andar abajo

rebuscándome a destajo

-casi siempre distraído-

unas veces decidido

y otras tantas cabizbajo.


Pido a la luna fragancia,

caricia y beso galano,

un atisbo soberano

con retoque de elegancia.

Pido ya que su prestancia

es vigor y sentimiento,

el lunático momento

donde humano me hago escrito:

cuando luna necesito

luna es tinta y condimento.


Ella es el verso que siento.

 

Muchísimas gracias, Maramín. Preciosa décima. Un abrazo y muy buen fin de semana. Gracias, mil gracias.