Ellos

Ellos, permanecen ocultos tras las gafas oscuras que les protegen de miradas indiscretas, o que, tal vez, les permiten ignorar la miseria que existe a su alrededor. No les gusta el color del mundo, del día, del sol de la lluvia, de las sombras, y por ello se ocultan, deforman su realidad y se olvidan de los que a su lado, permanecen encadenados a un destino incierto. Ellos se ocultan en sus mansiones, tras las grandes ventanas y pesados cortinajes se sienten seguros, confortables ajenos a lo que sucede en el exterior, se sienten a salvo del dolor, del sufrimiento, del hambre, de la muerte, del silencio estremecedor en la madrugada, del miedo a no ser más que un cuerpo al despuntar el alba, un cadáver, un muerto.

Ellos con su indolencia, con su silencio, responden al llanto colectivo, al grito desesperado, a la mano tendida, a las miradas suplicantes, a las voces apagadas y a la brisa que les trae un cotidiano olor a cementerio.

Ellos están ente nosotros, todos conocemos alguno, los hemos visto, sabemos lo que hacen, dónde y cómo viven, cómo se visten y andan; sabemos dónde están, dónde van; sabemos sus gustos, sus deseos, sus caprichos y sus sueños, conocemos sus miedos, sus silencios, sus olvidos….porque a fin de cuentas nosotros somos ellos.


Ton Rodríguez

 

Una lectura compleja y que incita, pero el cierre rompe todo el esquema ante una certeza que a menudo se pretende ocultar.

Habemos (me incluyo) personajes que en cierto momento exteriorizamos nuestro interior y lo bautizamos con un nombre ajeno, diferente, para en cierta forma sentir algo de limpieza y paz.

Sin embargo, el ajetreo diario nos vuelve la cabeza a la realidad. Nadie es más responsable de nosotros, que nosotros mismos.
Podemos padecer tal vez retrasos, incomodidades, carencias. Y claro, nace reclamar, nace pegar un grito de protesta y exigencia.
Pero reclamar justicia, sin señalar a los culpables, equivale a no aceptar que la culpa es principalmente nuestra.

Decir que los culpables son ellos, sin dar nombres y apellidos, sin señalar rostros y cargos, decir ellos al aire con un termino genérico o ismo... es apuntar a la nada que oculta un espejo.

Un gran obra para leer, releer y reflexionar.

 

Ton,
1. Frases excesivamente prolongadas. (Pesadas de comprender)
2. En lugar de punto y seguido, emplea punto y aparte.
3. Ellos también pueden ser nosotros o nosotros podemos ser ellos;
pero tu afirmación se presta a confundir o no aclarar en lo que estás de acuerdo con ellos
y en lo que no estás;
algo ambigüo, me parece.

 

Gracias por tus comentarios que en gran parte comparto, sobre todo cuando dices que nadie es más responsable de nosotros que nosotros mismos; creo que en cada uno nosotros está la posibilidad del cambio y su responsabilidad, pero también en nosotros está el miedo a ese cambio, y el deseo del mismo, que a veces nos paraliza y otras nos empuja. “Ellos” es lo que a pesar de ser nuestro, de estar en nosotros, consideramos ajeno y negamos, y que sólo asumiéndolo, podremos cambiar.

UN saludo

 

Gracias Cheros por tus comentarios que sin duda ayudan a mejorar. El texto es pretendidamente ambiguo y es la expresión de esa ambigüedad lo que se pretende.
Un saludo

 

la Ambigüedad puede ser una racionalización, una excusa
o peor, una estrategia utilizada frecuentemente por políticos, sacerdotes y necios
y resulta bastante peligrosa, tanto como ellos;
cuidado con utilizarla o te van a tomar por uno de tantos.