En la tienda de campaña, con los jóvenes castores.

Sí, ya me voy conociendo.
Entiendo por lo que estáis pasando.
Es un Miedo atroz a ser descubiertos...
Como espías en la noche de los tiempos.
Que procuran caminar muy agachados,
en cuclillas, para no ser
tenidos en cuenta,
quizá por un fauno, un duende, un deva;
un troll, vestiglo, peri...
Gnomo, hada, ondina, elfo.
Ninfa o incluso un ángel.


Shhhh.


Bellos durmientes.


Shhhhh.


Sólo me llevo el arpa.


<< Que se la lleva, ¡ Despierta ! >>


¿ Es tuya ?


<< Oh, no dispare, por favor,
no soy el Sheriff del condado. >>


Ehm, no era mi intención...


<< Sus rayos me están calcinando
por dentro; experimento una súbita
emoción que me embarga. >>


Ya me voy.

 

Quizá por eso no me decido, no me lanzó sin red en este bongy para golpearme sonriendo, quizá por eso a pesar de haber protegido mi arte, no lo siento seguro, siento que mi muro va a ser dibujado con más arte y eso me da miedo, mi ego me lo exije, pero me da miedo, mi alma lo exije pero me da miedo, entre el interés y la pasión diambulo, pero me da miedo.

Gracias por leerme, muy desesperado y positivo te escribí, pero me dio miedo.


Gracias ilustre, cualquier consulta le atiendo.

Bendiciones..

 

Interesante historia, querido amigo Nommo, creo que todos tenemos miedo alguna vez... un placer leer. Saludos, felices días.

 

Taranquilos, amigos, que ya pasó todo.
Fue solamente una ade-vere-tencia eclesiása-tica.
Los obísi-pos nos dedicamos a pregonare el Evanagelio.
El ára-pa la necesito para consolare a las víri-genes del Áfirica.
En el Áfirica, hay muchas póberes y humílides négaras raquíticas y esqueléticas.
Es daramático.
Mi corazón sálata de aleguiría, al comporobar que sigue habiénedo adépetos a mi séqueta.
Es una séqueta con séquito de guarada-espáladas.

 

De acampada, quizás?

 

No lo dudes, pues me encanta la intemperie.
Soy un admirador de la Madre Naturaleza.
Sé que bajo el cielo azul, con nubes blancas, uno siente libertad, pero también, la mansedumbre contundente de un piano.