En las rendijas de mi jaula

Ahora, las horas huyen del tiempo
se viste la luna,
la eterna promesa incumplida,
que mordisquea las sombras del amor
en las penumbras del suspiros.

Me abrazan los horizontes de fuego,
e hierve el hielo de salvaje alma,
los universos claman y reclaman,
un poco de luz de tu sonrisa,
por allá,
por donde mis sueños vagan,
errantes y perdidos
en el desértico paraíso de olvido.

En las rendijas de mi jaula,
un gritos violentamente se escapa,
con la lumbre del perpetuo invierno,
perfilando las uñas del dolor,
arañando el fuego del sol,
de un corazón,
que se desangra.
en un silencioso delirio perpetuo.

La ilusión, como el sueño,
naufraga en la travesía,
de un papel en blanco....
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Que bella melancolía de la ausencia que sobrevuela todo el poema, sugerentes y certeras imágenes y sensibles metáforas pueblan tus versos amigo Davidul. Un abrazo. Paco.