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en tratos con el diablo

Tema en 'La Torre de Babel' comenzado por oscar alberdi sainz, 7 de Julio de 2008. Respuestas: 1 | Visitas: 1440

  1. oscar alberdi sainz

    oscar alberdi sainz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    21 de Noviembre de 2006
    Mensajes:
    12
    Me gusta recibidos:
    0
    He deseado en tantas ocasiones
    que el diablo viniera a comprar mi alma,
    en llegar a hacer algún trato con él,
    que ahora, que me he hecho viejo de golpe
    y repaso el censo de lo que hice,
    con la impresión de haber dejado escapar
    tantas oportunidades,
    caigo en la cuenta de las veces
    que baile contento
    ignorando estar cogiendo su talle;
    que incluso lo llegue a besar,
    desconociéndolo hasta después
    de pasar juntos la noche
    sin preocuparme por averiguar su nombre.

    Que hoy, sí pretendo sobrevivir
    un poco más,
    he de estar a dieta de estos y otros
    pequeños vicios;
    que, en vez de ponerse de mi lado
    cuando tan bien los he alimentado,
    me traicionan,
    aliándose para dar la razón
    a quien analiza mis órganos
    extrayendo conclusiones innecesarias
    de lo que fue hasta ahora mi vida
    y haciendo predicciones nefastas sobre mi futuro.

    Me preocupa
    no tener ninguna noticia del demonio,
    de aquel que se me metía y hacia innecesarias
    las explicaciones de por qué hacia las cosas.
    No regresa ni reaparece cuando más preciso
    contar con sus servicios.
    En cambio, detecto con alarma progresiva
    en mi vetusta apariencia anatómica
    como rezuma ese olor entre rancio y dulzón
    confirmación de que inevitablemente me estoy haciendo viejo,
    como predije, de golpe.
    Al menos aun ese hedor no es a muerto
    por lo que mantengo la esperanza
    mientras le aguardo mordiéndome las uñas,
    como cuando admiraba a aquellos chicos mayores
    en sus cosas, con el nerviosismo pleno de ansiedad
    que metía prisa por poder hacer ya como ellos,
    y otra vez, una más, se cumpla que vuelvo a salvar el cuello.


    Mi plan es sencillo, el negocio seguro.
    Ahora que conozco todas sus caras
    y puedo reconocerlo a la primera
    nada más detenga su coche y me invite a subir.
    Asi no me veré en la obligación de andar
    a vueltas con que he llegado a la situación
    y tengo el deber de escribir cosas como “que será una tarde gris,
    un jueves, por ejemplo, mientras llueve”.



    Le solicitare lo mismo que todos;
    acostumbrado al trueque me pedirá lo de siempre.
    Yo volveré a tener desconocidas oportunidades,
    él, se ira convencido de haber hecho una buena ganancia
    ignorante de que mi moneda estaba devaluada;
    y, que si la apariencia de mi cuerpo
    le incito incluso a él, que ha debido ver de todo, a la comprensión,
    esta será la culpable de que no recontará
    lo que en seguida metió en su bolsillo,
    para asi, cuando tuerza la esquina, no ver
    -pero pagaría lo recibido por contemplarla- la expresión de su rostro
    al sacar el fajo y hacer balance de sus cuentas,
    y comprobar con la indignación del timado
    que mí depreciada alma que ha aceptado
    esta más enferma que su deteriorado aspecto en el espejo.
     
    #1
  2. tristany

    tristany Invitado

    Pues si señor, me ha gustado este poema.
    Sin más.
    Lo encuentro envolvente y conmovedor
    Recibe un abrazo.
    Joan
     
    #2

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