En tu cintura

A Lili Espinosa​

Que escribiera quisiste en tu cintura
cuanta línea un soneto solicita
para verse engastado en azurita
y sentirse vibrante de hermosura.

Así, la desnudaste con dulzura,
confundiéndote yo con Afrodita
de tu belleza honda e infinita
a la orilla celeste, blanda y pura.

Te miré, y “no mi pluma me parece
digna de hollar tu cuerpo en flor crecido”
te dije en número de voces trece;

“no hay, en verdad, soneto concebido
que a tu piel, quien mis sueños humedece,
pueda otorgar el premio merecido,

como hombre no ha nacido
capaz de en firmes versos expresarte
lo que el pecho daría por besarte.”​

 

Gracias por la apuntación, Maramín. Pensé que podría efectuarse una triple sinalefa en la entrada del estrambote, pero en cualquier caso, para evitar complicaciones, he procedido a modificar la última palabra de tal verso.