Enardecer

Si alguna vez fueras amiga
la diosa de mi ser,
sería un ser que viva
por amor de tu querer.

En la muerte
y en la vida,
con la tierra de pared,
más allá estará mi suerte,
donde tú, siendo querida
me alzarás en mi caer.

En los vientos
y en los soles,
en los ríos
y en los mares;
en las nubes más acuosas,
y en las lluvias torrenciales,
sentiré que eres la rosa,
la tormenta más hermosa
de mis mundos tropicales.

Tropiezos de la Tierra
en altar de los altares;
sacrificios en las hojas,
caimientos naturales
que se integran asombrosas
en los restos minerales.

Ríos que nos llevan
desaguando en anchos mares;
sus vapores se sostengan,
y en moléculas mantengan
los amores siderales.

Desde el más iluminado sol,
hasta el más altivo fuerte,
me espera la más temida muerte,
cuando caiga el más brillante brillo,
que son los fuegos del castillo,
que ayer prendiste…, por encenderte.

 

Bellos versos, estimado Orfelunio,
donde su mayor mérito creo que reside en su musicalidad y ritmo
y en sus bien asonantadas rimas,
pero siento que este ritmo y bien trabajadas asonancias,
decaen al final del poema,
llegando a una sensible antirritmia;
un saludo cordial,
edelabarra

 

Muchas gracias por su visita Edelabarra. Con su paso y comentario me doy por más que satisfecho. Es muy cierto lo que dice. El poema debió acabar en la mitad. Un abrazo