Encendedor de cocina.

Que no se nos olvide nunca
Que siempre seguiremos pagando facturas.
Que no se te olvide, cuando las lágrimas que me estaban saliendo,
Se me volvían para dentro
Como un caracol asustado.
Un contradictorio molusco
Que rehúye de la lluvia.
Decepciones tras la concha,
A fuera,
Entre el césped en llamas
Y rocas esclavas
De la eternidad.


No.

No como nosotros.


Las puñaladas que sentí corrían marcha atrás
Cuando me hacías sonreír
Y conseguir robaros tantas fuerzas
Que hasta el monstruo del armario
Se asustaba de mí.
Preguntándonos,
Cómo viven las personas cuando ya se han levantado,
Olvidadas de nosotros.
Olvidadas de nosotros, y podíamos demostrarlo.

Éramos Los gourmets de la mierda,
Intentando freír la cruda realidad noche tras noche,
Que,
O se nos pasaba,
O nos chorreaba sangre,

Pero jamás estaba al punto.
Y final.

 

Divinidad de letras bellísimas y excepcionales.

 

Muchísimas gracias por tu tiempo y halagos! Un abrazo.