Encuentro

Encuentro

Me encontré cierto día
(ha sido sin querer)
con mi melancolía.
Iba toda de negro,
muy pobre y esquelética,
conformando el espectro
de una musa patética
que llevaba en la mano
el pliego carcomido
de un poema inhumano.
Iba yo tan risueño
con mi andar optimista,
que derrochaba vida
mi corazón de artista.
Sé que muy poco tiempo
duró aquel encuentro:
al verme muy sonriente
aquella dama triste,
celosa y fastidiada,
huyó de mi presencia
como una delincuente
que fuese sorprendida
para dar penitencia.
Aún no he vuelto a verla:
no quiero perseguirla
por temor a ofenderla…
Ya no puedo vivir
contento todo el día,
devuélveme el sufrir,
perdona mi osadía.
Te quiero sólo a ti,
eres el alma mía.
¿Quién soy?, ¡pobre de mí
sin mi melancolía!

Ariel Carrizo Pacheco
15 de julio de 1.995.​

 

Absolutamente cierto, querida amiga, es un estado de ánimo que se presenta en nuestra propia esencia, pero incentivándonos muchas veces a traducir sus matices en un remolino de letras. ¡Gracias por pasar y dejarme tu atento comentario!

 

Buenas noches Alfonso Espinosa:

¡Muchísimas gracias por la atenta lectura y el generoso comentario! El gusto en conocerte también es mío. ¡Hasta pronto!

Ariel Carrizo Pacheco

 

¡Buen día Lourdes! Grato es para mí recibir tu atención condensada en la sensible huella de tus palabras. ¡Saludos y hasta pronto!