Eneas

Desde que la luz hoy veía
en la alborada al despertar,
quise aquí mis versos trazar
poniendo en mi voz melodía.

En el mundo hay algarabía
por el futbol allá en Qatar,
que a todos los hace gozar,
sin duda con mucha alegría.

En mi país es deseable
que en todo en entorno se hable,
desde la inicial ceremonia.

Y que ahora en ese torneo,
el triunfo sea como creo,
en su encuentro contra Polonia.

 

Quiero que tengas parsimonia
mi querido pueblo argentino,
que de cuestiones del destino
qué sabe México y Polonia.

Sabe la nación que testimonia,
de la fuerza y guerra devino;
de la mala racha, el atino;
de lucha clave, la colonia.

Deseo en el brindis salud,
vamos al frente, que hay razones.
El llanto en niños es virtud

para entregar los corazones,
vamos… vamos a ser alud
para entonar nuestras canciones.​

 

La caricaturizaciones
que en las redes sociales vemos,
el diario embuste que comemos,
sus despersonalizaciones

y desnaturalizaciones
a manos de estos Polifemos
del silicio, hacen que mamemos
necias radicalizaciones

que hace tiempo ni imaginábamos.
Han promovido una apatía
de zombi, generalizada.

A lo sangriento le escapábamos,
y hoy hay quienes les da alegría
ver la vida despanzurrada.​

Nada poético, claro, ya que es simplemente “prosa rimada”. Fue simplemente para ver cómo sonaban esos versos vacíos de tonicidad (lo que involucran palabras largas).

 

Ver la vida despanzurrada
nos sucede en México a diario
ni siquiera por un sicario.
Quienes hacen tal marranada,

siempre son esposos. Parvada,
de malditos buitres. Rosario,
desde seis a siete el horario
donde la difunta es velada.

Los niños se quedan sin madre,
porque la mató el felón padre,
que estaba borracho, dijeron.

La abuela tal vez se haga cargo
sí, con su dolor, del encargo.
Al padre a la cárcel metieron.​

 

Usurpo esta patria, dijeron.
Me pesan cadenas por oros
que quieren quitarnos, y alaban
un dios que no entiendo y trajeron
con muertes de aceros sonoros
y pueblos que exangües acaban.​

 

No se agotan acá, no acaban,
la ceremonia no se cierra,
un círculo abierto en la tierra
con la fe puesta el rito traban.

Con color y valor danzaban
y la selva tejida entierra
la voz antigua de la guerra,
en los presagios que horadaban

el gran Chaco y el Amazonas,
sangre de selva misionera,
la voz que se levanta en zonas

con lo propio, con su manera
entre las cosas, con lloronas
que hacen fecunda la cantera.​

 

Era una mañana cualquiera,
de gorriones con sed de sol.
Quise parar la primavera,
beberme todo ese arrebol
porque es sorbo una vida entera,
del más refinado alcohol,
cuando nos estalla en la cara
como si un ángel nos amara.
​

 

En la mañanita muy clara
despierta alborozo que es con
las dulces campanas, tin, ton
pues la navidad se prepara.

Recuerdos de infancia es el don
que me causa gran algazara
época que siempre yo amara
pues sonaba linda canción.

Mi padre tocaba guitarra
mi madre guisaba tamales
mi hermana buñuelos freía.

De ponche era llena la jarra.
En el arbolito lucía
la luz que alejaba los males.​

 

Voy andando entre los panales
cuando oigo un rumor traicionero;
intento andar tranquila, quiero
salir ilesa, evitar males;
mas cientos de abejas mortales
me atacan y siento que muero.

​

(Disculpas por lo desusada que estoy que he sido incapaz de llegar al soneto. Además es la primera vez que uso este metro y me parece dificilísimo, porque no tengo el oido hecho a él)​

 

Es un metro complicado, sin dudas. Un ritmo que edifica la confianza con Don Eneas (pero creo que puede llegarnos a aburrir muy pronto) es el anfibráquico (2-5-8). Un gusto ha sido tu regreso al ruedo.

 

Nada muy poético, simplemente ensayando y viendo como suena la adopción de diferentes ritmos de una estrofa a otra.

Y cuando en un tétrico “¡muero!”
el fiero adalid expiró
un cielo rojizo cubrió
su pecho aquel día de enero.

De bravucón y aventurero
por un jornal se le tildó,
el mercenario que se odió
en sendas márgenes del Duero.

Un sable corvo, rostro enteco,
y un corazón en su mirada,
latiendo un pueblo moribundo.

Desnuda, su alma que es el eco
de un lar, su gente esclavizada,
colmada escapa de este mundo.​

 

Despierto de un sueño profundo,
estaba soñando tu boca,
que solo decía estás loca,
que en malas ideas abundo.

Cuando hablas y en sueño yo me hundo
en ola de estruendo que choca
en duro paisaje de roca
que quiebra este sueño que fundo

en cara ilusión que disuelves,
pues pronto te vas y no vuelves,
me dejas mirando la playa

de arena tan suave que brilla
y así la tristeza me pilla.
Mas no he de llorar, digo, calla.​

 

Gallo radiante con su malla
amarra ardiente del presente.
Como ramo de cuentos siente
el alba que la luz estalla.

Rizoma de la luz que calla
y deja entrar recién naciente
el reflejo del río absente,
en la diversidad encalla.

Con su cauda textil vestido
la confluencia es maravillosa,
con luciérnagas matutinas,

los destellos de purpurina,
amanecer de mariposa...
¡Y el cacareo colorido!​

 

No he conseguido mantener un buen ritmo en todos los versos, pero aquí os dejo mi intento.

Desde que mi padre se ha ido
de este mundo para viajar
sin materia hacia un lugar
todavía desconocido,

muy dentro de mi he sentido
a la alegría destronar
la pena, estando junto al mar
tan solo de cielo vestido.

Va decreciendo la tristeza,
mas me llena de confusión
el no saber si mi oración
es el fruto de una certeza

o si es por desesperación
que al cielo alzo la cabeza.​

 

Tunelero, la tierra reza,
anida con su piel de gris,
se agrieta, ¡y nunca te rendís!,
te abre paso por su maleza.

Anida con su piel de gris,
distante del sol su entereza.
¿De qué materia es la corteza
que en el futuro vos asís?

Señor, vuestra gentil merced,
destierre las grises verdades
por los hermanos en la red.

Quien excave hondo en las bondades
sin duda puede saciar la sed
y enterrar estas soledades. ​

 

Me hundo sin querer, soledades
me arrollan con fuerza rotunda
y mi alma antes seca se inunda
en llanto de inicuas verdades.

Me oculto detrás vaguedades
y mi alma insegura se enfunda
en rezos a Dios, gemebunda,
pues teme llegar pronto al Hades.

Y busco la voz de tu arrullo,
quisiera sentir su murmullo,
caricia de luz, delgado halo.

Tu voz que fue siempre un regalo,
ahora pensarla me alumbra,
la noche ya es solo penumbra.​

 

Tal vez lo ilógico deslumbra:
existenciales nimiedades,
magníficas banalidades,

muerte que es túnel y te alumbra,
la solitaria gravidez
del páramo que es la vejez.

Si Nada es mucha oscuridad,
y Todo es nada al despedirnos,
¿de qué podemos revestirnos
en este viaje sin piedad,

sin redentora eternidad
o cosa firme en qué ceñirnos
cuando dejamos, al dormirnos,
polvo en polvos de humanidad?​

 

Muy duro es hablar con verdad
a aquellos a quienes amamos
la verdad es roca y lanzamos
el pesado fardo, impiedad.

Abusamos de libertad
por ser de confianza así estamos
sin barrera alguna y les damos
duro golpe de gravedad.

Por eso es mejor suavemente
explicar razones muy claras
sin una actitud pretenciosa.

Hacer trabajar nuestra mente
cautelosamente, así, en aras
de una explicación cuidadosa
​

 

Verdad que parece rocosa,​

que te lastima y que subvierte,
verdad callada de la fosa
que en un secreto se convierte.

Verdad que rima con misterio
tantea siempre el lado oculto.
Verdad, semilla de un criterio,
en la conciencia es más que un bulto.

Verdad tapada con frazada
que limpia el nombre con ficción,
se presta para ser contada
con entusiasmo y efusión.

Tal verdad usa anteojera,
con espejuelos filtra el sol.
¡Verdad a gusto, patrañera!
¡Verdad "bonita", caracol!​

​

 

La poesía es tornasol,
la prismática iridiscencia
de la palabra, subconsciencia
emocional, terco bemol
verbal. La prosa es overol,
el músculo del diccionario,
la celebración y el calvario
de verse vivo sin remedio.
De la comunicación, medio
sinfónico o prostibulario.​

 

Me encuentro su verso, que es diario,
a veces con temas malditos
mas para no dar fuertes gritos
yo busco un efecto contrario.

Voy revuelvo mi silabario
junto pensamientos bonitos
y aunque me resulten chiquitos
me causan el mismo calvario.

Ya una vez logrado el hacerlo
mi satisfacción ya alcanzada
a mi corazón mucho agrada,

poder superar al leerlo
el triste pesar que sentía
y lograr tener alegría.​

 

Mucho tuve si no tenía,
y mucho más sin el afán
por un caviar sin vino y pan
junto a la fina platería.
El alma intacta recorría
el pizarrón de las riquezas,
un peculiar rompecabezas
tan negro como tentador.
Lograr singlarlo fue mejor
que mi ignorancia y sus certezas.​

 

Son de gigantes las destrezas,
sitial ilimitado, estancia
de la ruleta de pregnancia*,
poder verbal... y sus proezas.

Explorando bien las cortezas
de las formas -sin arrogancia-,
nombrando la mordaz fragancia
a tierra propia y sutilezas.

Con su enorme sonrisa sueña,
con el papel en blanco el trazo
para estrenar la estrella sureña,

con nombre propio, de un plumazo
hacen espacio, lumbre y leña
en el crepitar del abrazo.




​

*Cualidad de las formas visuales que captan la atención del observador por la simplicidad , equilibrio o estabilidad de su estructura .

 

Me parece que se te fue el hilo con "asilo", estimado cumpa.

 

Gracias, estimado cumpa, la verdad es que no sé qué vi. Modifico las primeras rimas para corregir. Saludos.

P.D. Arreglado. Saludos.

 

Fue mil rencores, fue balazo,
fue amores de hijo, un campanazo
en una misa, monaguillo,
fue dos pesos en el bolsillo,
fue bueno, malo y fue pobreza,
fue la dulzura y la aspereza
de un barrio flaco de esperanza.
Fue estadística en La Matanza*.
​

*Barrio del Gran Buenos Aires.

 

La armonía de la balanza
perdida en llagas de las calles
siente recuperar detalles
en un intento de mudanza.

De la energía es la membranza,
crepitan sueños, que no acalle,
que al reino nada lo amuralle,
hay lugar para la templanza.

Recoge noches en las sobras,
el mundo en una orgía obscena
abre el sangrado con sus obras.

Pero la sangre no se frena
y da batalla con maniobras
si la fiesta parece ajena.​

 

Un ave solitaria en pena
vuela dentro de mi guitarra.
Le asoma un ala al encordado
pero también una cadena
a la que mi dolor se amarra
junto a mi canto amordazado.​

 

También es canto esperanzado
todo llanto de la guitarra
que gránulos de tiempo narra
de los desbordes de su ser.
Con las cuerdas que siempre vibran
porque es su cántico doliente
conmoción de verdad ferviente
que no ha podido contener.​

 

Son los bemoles del saber
con fogonazos de locura
ante la Muerte que procura
troncharlos antes de nacer

lo que te inspira a componer
un micro-tótem de cultura
o cultas obras de chatura
sobre el papel que crees ver

en la pantalla que incinera
dos ojos y otro instante de ocio.
Las nueve sílabas se ríen:

no son el baile de cualquiera,
no se transforman en el socio
que esperas, aunque en ti confíen.​