1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Enero 26, 2010

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por donalph, 2 de Septiembre de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 256

  1. donalph

    donalph Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    10 de Julio de 2012
    Mensajes:
    61
    Me gusta recibidos:
    6
    Enero 26, 2010 23:10 Horas

    Me agencio unos momentos para poder con todo esto
    del modo que me haga un resuelto respiro para inmolarlo
    y no ser jamás héroe ni poder conmigo ese minuto
    en que reparo. Se diga muy poco de un minuto
    sin sus segundos, que digo: “el mundo pasea conmigo”.

    Es deshora vaciar este contenido del día
    y es deshora por la hora que no es.
    Me ha agitado su sudor el tiempo
    que lo persigno sin percibirlo.
    Tengo esta creencia que sustenta
    toda mi arbitrariedad.

    Me persigno por fin otra vez y por causa
    más doble que noble
    que juego por ahí, una hora que sin cesar
    nunca pudo ser, nunca jamás
    se comprenden.
    La hora, la fecha y el día que marcan
    es un solo, un solo abrazo
    y no uno solamente, el día
    es la parte que suplanta
    al todo lo demás, un trofeo
    de ceguera absoluta.
    Mi caro tiempo
    tiene sólo un adjetivo singular
    no nuestro ni suyo,
    mío para escribir lo que quiera.
    Suyo para no leerme y hacer cualquier otra cosa
    que ella misma pueda deshacer o desenredar
    y así no pasar el tiempo a mi tiempo.
    Está harta del espacio de los minutos
    que me dejan respirar, su almohada
    es lo único que quiere cerca, cuando estamos
    en el hecho para asfixiar mi tiempo y desgastar segundos,
    cuando mi cuerpo sólo pertenezca al suyo.

    Enero 26, 2010 23:38 Horas

    ¡Cuánto me odia!
    o ¡cuánto me quiere!
    Decapitando cada flor
    que no recito. Ese tiempo
    de fechas equivalentes a su edad;
    en el mío, ahora, lleva lentes de vejez,
    mi vejez y no la suya
    la contradicción de un espacio, tan pequeño,
    en ciclos de tan distintos minutos
    y no segundos que se viven.
    En lo que me concierne a mí y no a ella
    su edad nos es un respiro para mí,
    mi edad más bien es un impedimento
    para su respiración de cuarenta segundos
    bajo el agua. Esa tina del hecho
    es una especie de ataúd transparente
    que equivale a su almohada en mis manos,
    pero lo cierto es que ni ella con la almohada
    ni yo con el ataúd hacemos para algún reloj.
    Lo conversamos por cuanto nos provoca
    hacernos daño, uno que aligere el tiempo
    de tal respiración pesada y otros minutos,
    unos pocos puedan venir para disfrutar
    antes de hacernos, nosotros también,
    al nuevo tiempo, a la nueva misma edad,
    ahora casi exacta, pero esos minutos
    que tomamos en unirnos nunca tomamos
    en separarnos.
     
    #1

Comparte esta página