1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Entrañable nonagenario

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Acnamalas, 14 de Marzo de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 323

  1. Acnamalas

    Acnamalas Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    7 de Enero de 2012
    Mensajes:
    6.655
    Me gusta recibidos:
    3.876
    Género:
    Mujer
    tiochulo.jpg
    Ocurrió hace unos años por Navidad. Es un recuerdo tan entrañable que en años posteriores, por estas fechas, lo rememoro con gran cariño y una enorme sonrisa.

    En mi familia como tradición se decoran las casas con guirnaldas, con un árbol de Navidad y sus correspondientes adornos, cintas más tarjetas de buenos deseos. Además, se prepara el Belén colocando las figuras con cuidado para que no se rompan y se puedan reutilizar en los próximos años. Tenemos por costumbre comprar cada año, mínimo, una nueva figura para añadir al Belén.

    En Nochebuena procuramos juntarnos toda la familia para cenar, contar anécdotas, cantar y por último jugar a cartas, al juego del “Tute” con la baraja española. Es el juego estrella de la familia, se suelen reunir tres o cuatro timbas. Tanto nos gusta el juego que por jugar “matamos” de forma figurada, por supuesto.

    Nos encontrábamos reunidos en casa de mi hermana la mayor. Ese año la partida se alargó y era muy tarde cuando dimos por terminada la noche de fiesta. Hacía mucho frío y propusimos a mi tío, octogenario con problemas de movilidad, acercarlo a casa de mi hermana la pequeña, donde nos encontrábamos durmiendo, en el coche. Mi tío consideró que estaba muy cerca la casa, que él tenía fuerza suficiente para llegar, que si nos pensábamos que era un inútil, que no hacía tanto frío y que no necesitaba ningún coche. Tanto insistió y se negó a subir al coche que tuvimos que ceder a su capricho. Por lo tanto, nos quedamos solas mi hermana la pequeña y yo con el tío paseando a las cuatro de la mañana por una calle solitaria y con un frio que helaba las ideas, por ello, le obligamos a ponerse guantes, porque tampoco quería, su buen abrigo, la visera y su correspondiente bufanda. Él iba muy abrigado, muy elegante, muy guapo y con gran porte.

    Mi tío estaba un poco alegre, parecía un niño haciendo una travesura, reía feliz, comentaba que seguro que a esas horas con su alegría y su energía no íbamos a encontrar a muchos como él paseando. Se burlaba de los demás familiares que se fueron en el coche siendo más jóvenes y menos fuertes que él. Mi hermana y yo asentíamos, nos mirábamos cómplices y muertas de frío, deseando llegar a casa cuanto antes pero sabiendo que tardaríamos bastante debido a las muletas axilares del tío y su lentitud que parecía que esa noche se le había olvidado que caminaba muy despacio, tanto que un recorrido de unos tres minutos duró mas de veinte minutos.

    Cuánto frío pasamos, ahora, nos reímos como locas con las ocurrencias del tío. Decía que el vino y el cava habían conseguido que caminara más derecho que una vela, con buen salero y sin dolores. Seguíamos asintiendo, riendo felices por verlo a él tan feliz.

    Autora: María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-
    Derechos de autor reservados.
    28/11/2017 Madrid. España.
     
    #1

Comparte esta página