Entre dos Marias

Ella debería guardar su amor,

y su explicita sensualidad.

si tanto le desagrada el sabor,

su imagen pueda brindar.


No es un acto de agresión,

si alguien te muestra atracción.

debería ser más un halago,

el saberte tan bien diseñado.


Porque no se guarda,

tan pulcra y santa,

lejos de miradas,

nada sanas.


Y en ella fue así como un boom,

todo sucedió de repente.

le dio un giro a su actitud,

y hoy se exhibe orgullosamente.


Pero si le molesta tanto,

ojos perversos le sigan mirando,

podría ser más discreta,

en lo que sus atuendos revelan.


Como espera recibir,

solo una ojeada infantil,

con tanto depredador,

buscando una ocasión.


Ostentar el nombre de la Virgen,

María, no le va.

cuando al pasar su cuerpo gime,

buscando cautivar.


Y este no es un reclamo,

por su inexistente recato.

como hombres disfrutamos,

los tantos que no somos santos.


Así contonea sus caderas,

hasta para atender la puerta.

y jura que no quiere problemas,

hay acaso quien que le entienda.


Guárdate para aquel,

y no hagas muchas olas,

si no has de saciar la sed,

no vayas derramando gotas.


Nadie se hincaría ante ti,

teniendo en la mente orar.

si para hacerte gemir,

y poderte devorar.


Entre dos Marías,

Magdalena y la virgen.

entre mujer y niña,

el pudor ella suprime.