Entre dos vidas

Anclado aún en el ayer,
por mucho que pueda brillar mi estrella,
me es imposible entender
como olvidarme de ella,
como olvidar mi gozo, como olvidar mi querella.

Buena nuevas trae el viento,
un suave susurrar en mis oídos,
el fin de mi tormento,
ignoro a mis sentidos,
porque ellos fueron los que me han mentido.

Sin levantar el vuelo,
como si su mirar me enterneciera,
es el tocar el cielo,
ojalá en ti yo estuviera
para poder obligarte a que me quieras.

Incapaz de ver la luz,
de ilusionarme, de contener la ira,
buscando a alguien como tú,
cual sonar de la lira,
dulce, la que a los poetas inspira.

Arriba en la montaña,
paro y pienso en mi largo descontento,
mi pobre vida extraña,
entrar en movimiento,
sonreír de nuevo y vivir el momento.

Es muy largo el sendero,
largo, difícil y muy escarpado,
el ser alguien sincero,
el no haber sido amado,
sentir el éxito que te has ganado.

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Precioso final amigo, mil millones de gracias por escribirlo.... adoro las LIRAS...

Saludos señor de versos.

(K)