Entre los muchos problemas de las ensoñaciones

Entre los muchos problemas de las ensoñaciones está la escala cromática de sus prisas. Hay, en todo esto, mucha e irremediable traición.
Cómo decirte que existe una herida eterna en el universo por la que se deposita en nuestro paladar muy, muy lentamente, el incómodo peso de sus matices. Todo sueño permanece en lucha infinita para no ser exiliado de lo que entendemos como realidad.
Siempre es necesaria cierta humedad para que las ilusiones no se marchiten y desfallezcamos, aunque lo cierto es que nada es indispensable en esta vida. Siempre habrá un dolor que nos ayude a mantenernos vivos: lágrimas en el aire, culpas y recuerdos inexplicables...
Somos verdadero reflejo de pensamientos que nacen al revés, en busca de contestaciones convincentes.
Nuestra necesidad de ilusiones para sobrevivir es innegociable, y normalmente, solemos pasar gran parte de nuestras vidas dedicados, sin saberlo, a reunir parte de los infinitos pedazos de nuestros sueños con los que justificar nuestras querencias y esperanzas.
Transcurren nuestras vidas por un laberinto que recorremos palpando su desconocido y desconcertante rumbo, que no deja de necesitar de nuestros anhelos para seguir manteniéndose en pie.
Y así ha de ser hasta el fin de nuestros días.