Entre todas las mujeres.

Bendita entre todas, siempre tú,
quien busco y busco entre la multitud.
Encuentro ojos, labios o un andar,
mas nunca a ti completa, falta más.

Mi corazón sabe decir que sí,
sin conocerte, debes existir,
la piel que tome toda mi pasión,
mirada donde perder la razón.

La búsqueda por tí se vuelve cruz:
renuncia a llegar a ver tu luz.
Destellos extraviados, fatuidad
que ellos me conduzcan a tu altar.

Resignación que ya no sé llorar
en lágrimas que puedan aliviar
la pena de tu falta, en su lugar
mis manos tuercen letras a rimar.

Y el yambo quintiplicado
inútil al grito sordo
que dejo guardado
en mi silencio.