Epílogo

Epílogo:
EL SUBSIDIO DEL CAZADOR

El fin no existe, es un mito,
una leyenda urbana de la que las lenguas ociosas se hacen eco,
pero no es menos cierto
que aunque los dioses no existan tienen mucho poder,
no hay porqué arriesgarse a levantar el dedo
y tener que responder el primero
a algo que ni tú mismo acabas de entender.

No necesito aplausos por esto,
lo dejo escrito y no pienso volver sobre mis pasos
a explicar algo que no entiendo,
si me callo hablo claro y cuando hablo
necesito silencio para respirar,
por eso me cuesta pensar tanto en lo que tengo que decir,
así que prefiero el castigo por lo que no digo
que el premio por hablar de más.

Si me han entendido háganmelo saber,
mi estilo no es distinto al del corsario
que aborda los barcos para escarbar en los bolsillos de los demás,
pero recuerden, yo no soy pirata, ni bucanero,
soy Capitán de un barco en el que libremente decidieron embarcar.

Fin y de vuelta al principio.​

Un último aviso:
si yo he sido capaz de hacer esto
tú podrás hacer cualquier cosa que te propongas,
tan solo déjame darte un consejo de amigo,
no seas loro ni cotorra, no digas lo que otros han dicho,
siembra en el aire tus propias ideas por puro placer
y sin pensar en los beneficios.​

 

Como siempre, Osidiria, impregnáis vuestras letras con grata sabiduría, como si las bañaras en ella antes de plasmarlas en versos.


Un placer leerle, lykke til.