Episodio dental (octavas reales)

Flemón

Allá donde el Amor, que ora y devora,
quiso comer y quiso ser comido,
el nido de los besos es ahora
caverna del Dolor, perenne aullido,
preñante mal que humores atesora
y, cual Pandora, vierte en un descuido.
Y así, sin la Lujuria y su gozada,
quedó mi boba muela embarazada.


Endodoncia

La fresa horada y al rotar perfora
el muro ebúrneo que la caries daña;
aletargado, el nervio ya no llora
mientras el anestésico lo engaña
y en paz lo lleva a su postrera hora,
cuando la lima roe hasta la entraña.
Y ya sin nervio – ni alma – desconsuela,
roto sepulcro de marfil, la muela.


Reconstrucción

En la reconstrucción al fin termina
todo el saneamiento de la zona.
Ya sólo queda taponar la mina
y moldear con arte otra corona:
así se hará con pizcas de resina,
a la luz que endurece y cohesiona.
[Mas ¡ay! la muela muerta me da espanto,
¡y la boca me sabe a camposanto!].


Madrid, viernes, 30 de abril de 2010

 

¡Ay!, me lo imagino y me duele hasta a mí. Espero que estas octavas no sean autobiográficas...
Enhorabuena por tan expresivas -y doloridas- octavas.
Saludos.

 

Don Francisco.
Toda la lascivia de los besos a la luz de la luna,de los amores encarnados en lenguas de pasión se han ido al traste
al leer sus octavas.
Extraordinarias octavas,para ser degustadas de un mordisco jejejeje.
No le mando besos, si no un paracetamol que me parece más conveniente para esta ocasión.
Gracias amigo por dejar tan inmensa poesía con el talante poético que le caracteriza.
Un beso de todo corazón.

 

Saludos Francisco Redondo Benito.

Sufrida letanía la que le brinda esta muy buena inspiración Francisco Redondo, en un doloroso recorrido desde la nacida inflamación hasta la victoriosa reconstrucción pasando por la temible extirpación. Saludos.

 

Son autobiográficas en efecto, David; y me tienen en un ay. Gracias por tu buen corazón, y al mal tiempo intentemos darle poesía.

Un saludo,

 

Gracias, Pilar. El paracetamol ya me lo he tomado, y parece que el dolor amengua. Ahora, a esperar la tortura de la endodoncia.

Solo un saludo, para que no se te pegue nada.

 

¡Ay, Maramín, ay! A ti, que ya sabes de dientes y de octavas ¿qué más puedo decirte?

 

Así es, Guz e, en esa espera dolorida estoy.

Un saludo,