Érase un tal vez

Este es otro cuento que inicia con un “érase una vez”​

pero que no termina con un “fin” sino con un “tal vez”,
ahora a darle comienzo en este poema haré
antes de olvidar esta trágica historia y lo que fue​

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érase una vez un cuervo, (cabe añadir que soy yo)
que de un gato (ella) sin más que decir se enamoró
un amor insano e imposible como se darán cuenta
pero que el cuervo todavía al morir no lamenta​

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ella, una hermosa gata fina y de andar airoso
él, un ave negra, hosca y de un mirar monstruoso,
jamás conoció el cariño, ni un atisbo de alegría
en su plumaje llevaba las huellas de una vida fría​

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la vio por vez primera y nunca ese día él olvidara
que cuando por debajo un árbol ella se recostara,
una sensación extraña sintió en aquel instante
en el pecho una punzada, un dolor filtrante​

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desde ese momento quiso dar la vida por ella
sin conocerla, quiso alcanzar esa bella estrella,
él la amó desde aquel primer y último día
y se entregó al amor como un loco suicida​

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arrojándose sobre ella en un acto descabellado
batió las alas y sin pensar se reposó a su lado,
ella lo miró desconcertada por un momento
y en un segundo acabó su triste encuentro​

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de un zarpazo como relámpago en el cielo
el corazón le sacó al pobre ser de mal agüero
y devorándolo sin piedad o compasión alguna
con sangre quedó marcada su mala fortuna​

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pero ¡0h! no es algo triste, él murió contento
pues ese día marcó el final de su sufrimiento
dio su vida sin pensarlo en nombre del amor
entregando a su amada (la muerte) su dolor​

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ella lo llevará desde ahora consigo siempre
y él la cuidará incluso desde más allá de la muerte;
amor eterno en estos versos es lo que pintado ves
o son los delirios de un loco suicida, tal vez.​