Eres Casi Perfecta

El chillido de tu mirada tan certera agoniza con el tic-tac de un reloj que canta en silencio dentro de mí,
la viuda soledad empuja al cielo a escurrirse en llanto por las tardes negras,
en vano, ¿será en vano? la cama besa mi cuerpo con tinta fría de fantasías que entre los dos no paso.


Los pájaros perdieron su canto tras una pena de ausencia,
quedándose solamente una sombra retorcida de su blusa azul que moldeaba mi eterna ansiedad,
fuego violento de estrellas que incendia mil sueños donde solamente habita la tierra de tu alma, escombro revuelto y ebrio de mi corazón,
mordido de mi voz que aún no te alcanza.


pero ¿Quién eres tú? Que de repente e inexplicablemente yo amo,
pero solo tu nombre yo conozco, nada más.


Pensar que las raíces de su tallo,
se nutre del aullido de un gesto mío,
pero todavía no se ha dado cuenta,
fingirá ser una braza violenta cuando solo sea ya ceniza dormida.


Pensar cómo se quebró la hoja seca, que ella piso una y otra vez,
ceñiste el estupor eterno de tus brazos y me trizo como a un vaso.


La desesperanza pintada de nostalgia se va clavando sin sentimiento ajeno al dolor,
colisione en un mar de acero encalcado de pecado,
los susurros de amante se van a años luz con tu miedo prepotente.


Eres casi perfecta como una rosa en el mantel de bodas,
pero ya sin raíces,
prensada-ahogada como tiburón sin agua,
como plaga atada con nudos en el cultivo,
retorcido como culebra en la garganta sedienta,
te agarraste del orgullo hambriento de la cruz de tus rechazos.


Por cada tarde azul que se escapa,
la soledad roza mis labios partidos que no has sido besados,
como antes desierto sin cauces,
como mar sin muelles y su barco perdido.

Cazador de las flores,
esclavo de los hoyuelos de tu risa,
consiente de mi destino,
observarte como una estrella,
que se mira a lo lejos, a lo lejos, nada más.


Inaccesiblemente serás mi esmeralda de mar,
enjugare con mis lágrimas la denuncia que he de ocultar,
o quizás será algún día que una poesía le cambiara el ritmo del corazón,
correrá sobre la acera, como un caballo en el potrero,
acogerá mi retrato a solas como fruta entre sus hambrientos dientes.


Mientras tanto,
el tormento que pasa como el viento inadvertido,
se traga una sonrisa-valiente,
y en medio de las noches despierto gritando tu nombre y me avergüenzo de mi vida,
triste-vacía.


¡Oh tierra de mi alma!, de la guerra solo el escombro, revuelto y ebrio,
te agarraste del contrasté de una primavera,
exprimiste todo lo que en ti caía,
tragaste hasta el momento en que nos saludamos,
mientras la llama que aun ardía se perdió como un faro en la lejanía.


Estas pasando por mi vida como pasa el viento entre tus cabellos de noche,
y al pasar,
enjugo con saliva el dulce tormento de quererte,
mientras los días seguirán persiguiéndose con este mundo que no comprende.


y no, no parece humano lo que tú me das,
nada de un poco, ni de a poco, nada.


Pero,
si todas las cosas fueran hechas de mi alma,
ya no serias el silencio muerto y testarudo,
serias alegre de un modo incontrolable, por instinto y razonable,
pero la fatalidad del destino me obliga involuntariamente a olvidar,
Si, a olvidarte.