es la luna de marzo

y la sombra morada de un mulato
son tus ojos de cuarzo
y la sombra de un gato
y el resplandor tenaz de mi zapato.
-P.A.
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y ahora, les dejo algunos poemas


Tus piernas cobran vida por la noche,
tú dormida, y se mueven y me abrazan,
me desmayan la pelvis y en la panza
rebotan con sus fuegos y visiones.

Tus piernas empapadas con el karma
de alguna parisina prostituta,
posesionadas por sensuales rumbas
que salen del tarot de una gitana.

Pirotécnicas piernas que agresivas
en la canasta básica se ponen,
botiquín de emergencia indispensable.

Escurridizas piernas como ardillas
dispersas a lo largo de mi bosque.
Tan serias que se ven, tan adorables.

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Como tienes tendencias bipolares
contigo los sudores multiplican,
tus venas de medusa se complican
y me besan y asfixian y dan aire,
me dices sigue y para y ya no puedo
tan sólo envejecer contigo busco,
con noches de rock suave, nada brusco,
sin conocernos tanto, con misterio,
llegar hasta el final de tu arcoíris
subir por él, llegar a tu destino,
mi futuro le ladre a tu camino,
se espante el gato flojo de mi iris,
me encantas bipolar, mis brazos, sumen!,
el latido revela su volumen.


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Absorbes como esponja los ocasos
y te exprimes después sobre mi vientre,
tormenta que revive al inconsciente,
al consciente lo uso de zapato,
zapateo después la danza roja
que fluye de tu sangre; va exaltada,
la danza de las almas infartadas
por manos sin psiquiatra que van locas
buscando toda cura entre mis vellos,
buscando dinamita para el miedo,
buscándole a tu falda adrenalina,
inmune al manso mar a la morfina,
buscando el acueducto indispensable
para llegar veloz a lo insaciable.


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Cegados por el humo de la pipa
nos gastamos la herencia de tu cama,
adquieres nuevos senos pacifistas
que luchan con panques de mariguana.
Gastamos el dinero en un experto
que asegura encapsula los ocasos,
se toman tres pastillas o en ungüento
y el fénix de la piel va renovado.
Pusimos un cinema por tu ombligo
películas francesas, se desnudan,
te digo que eso es arte, que eso ayuda
a que seas artística conmigo;
compramos unos ganchos para ceja
la estiran, la levantan, muy coqueta.

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La historia de lo nuestro quedó escrita
como cómic chistoso entre tus senos,
poco antes de dormir nos lo leemos
y le agregamos más y hacemos cita
con un futuro donde nunca hay plan,
la risa dominguera es espontánea,
el alma va por dentro y va cutánea,
te admiro vaporosa en un diván.
No le escogemos nombre a nuestro hijo:
Al nacer, el jardín es quien decide.
No hay general que al llanto lo autorice.
Mis brazos en tus sueños son prolijos,
la leeremos ya viejos, luz de ocaso,
reímos y agregamos otro tanto.


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La asfixia respirable de tu boca,
mis manos que se duermen en tu pelo,
las guerras educadas en mi pecho,
el insomnio en tus brazos que me toca,
mi nariz se hace amiga de tu espalda
y de noche platican del pasado,
la mascara se cae y sigo a salvo,
el sudor sin quejarse se levanta.
mi cuerpo se perfuma con tu cuerpo
y todos me preguntan “¿de cual usas?”
Se pisa con confianza a lo incierto,
tu alma que desde antes se desnuda,
mi alma liberal que no usa ropa,
el rubor que después, aún se nota.


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Tiene varios burdeles tu figura,
secreteres esclavos del deseo,
el tórrido temblor de tu meneo
exhibe de mis manos su diablura.

Contacté con tu mundo inexplicable
y no quise jamás volver al mío,
mi morada es tus ojos, es tu río,
donde sacio mi sed por lo incurable.

Me encuentro si me pierdo por tus calles,
en tus calles me encuentro a lo perdido
y miento que me pierdo y así me halles.

Tu cultura me tiene poseído,
el exorcista viene el otro martes,
filosofar desnudos sobre linos
mientras la vida llegue y nos amarre,
sentir somos gurús medio maniacos
de atómicas orquídeas como labios.


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Tu lengua de miradas desafiantes
con redes de textura gitanesca,
me frota una loción echa de yerbas
halladas en la jungla de los trances.

Tu lengua circundada por orates
que al dios de lo prohibido dan su ofrenda,
tu lengua que a mis barbas las afeita
con sus mares mojados de picante.

A las muelas tu lengua me las pica
con su pastel de soles embriagados,
tu lengua terapéutica, adictiva,

sacude mis veranos empolvados,
les regala después la cirugía
con un doctor llamado Míster Pasmo.


Jorge Santana