Es un oficio de palabras.

Otra vez las odiosas palabras
que con tanta facilidad traicionan
nuestros estómagos, las palabras
que nos diferencian de nuestros
hermanos planetarios…(elefantes, gatos)
y otros muchos que barrimos de la faz de la tierra.​

Duele mucho ser poeta,
es un oficio de palabras,
que cuestan combinar
y que nos dañan por ser tan nuestras.​

Son el engaño perfecto las palabras,
porque los hechos son sólo palabras en un poema,
es tan de hombres ser poeta…
como si un pájaro pudiera ser ala,
o un pez pudiera ser aleta.​

Así que con el compromiso de escribir el silencio
necesario, y con la impotencia que por ello siento,
me despido porque me canso, (cuando acabe este verso).​

 

Deliciosa reflexión en torno a ese dolor que nos hace ser palabras.
saludos