¿Es una utopía el amor?

¿Es una utopía el amor?



¡Ah, el amor! Qué hermosa, tierna, dulce, desesperante, frustrante y cruel cosa. ¡Qué de virtudes y qué de defectos! Qué bonito mientras dura y qué dolorosa la huella. Que tierno beso aquella tarde, que terrible desencuentro que me espera. Y después, otro ciclo más. Me volverá a atrapar en sus redes y me volveré a romper.
Quizá eso sea la vida. Igual que al golpearnos la cabeza perdemos neuronas que serán irrecuperables, con un golpe amoroso perdemos trozos de nuestro corazón. Quizá éstos sanarán, se recompondrán y cicatrizarán. Pero es tan fácil de volver a abrir la herida… Además el hecho de tener una cicatriz te hace recordar, y hace que siga doliendo.
Y mentimos si decimos que un golpe en el corazón se cura, porque jamás lo hará completamente. Posiblemente sanará hasta el punto de llegar a ser soportable y si a eso se le añade la aparición de un nuevo amor, puede ser una herida fácil de ignorar. Pero si realmente te ha importado esa persona, si de verdad la has amado (cosa que dudo que suceda muchas veces en la vida) esa cicatriz siempre nos pesará. Si no es así, es que no sabes lo que es el amor, el darlo todo por alguien, el ser dos en uno y que ese uno se resquebraje por la mitad. Y quizá sólo comprendas lo mucho que has amado cuando tengas que echarlo en falta. Entonces entenderás qué te digo, entonces sentirás que te has roto, que ha muerto una parte de ti. Y parecerá que te falta una mano, o un brazo, o una pierna, o un pedazo del corazón. Ese pedazo que la otra persona, insensible, te ha arrancado sin piedad al marcharse. Lo peor es que seguramente ignora que lo tiene y no se dignará a mirar atrás para devolvértelo. Y posiblemente, aunque quisiera, no podría hacerlo.
Por eso digo que seguramente no amamos de verdad muchas veces a lo largo de la vida, porque si fuéramos perdiendo tantos pedazos del corazón, finalmente nos quedaríamos sin y ya no creeríamos en el amor. Y ya no creeríamos en la felicidad. Y ya no creeríamos en la vida.


Y ya vuelvo con mis andanzas y mis desvaríos, con palabras que no me dicen nada y que jamás sentí. Y ya vuelve mi empeño a instarme a escribir cosas que no entiendo. ¡El amor! Qué compleja cosa. No, jamás lo sentí. Jamás me rompieron en dos. No sé qué escribo, no entiendo mis letras. Aún así, se que algo de cierto debe de haber en ellas, lo intuyo. Estoy casi completamente segura de ello. Pero carezco tanto de experiencia… Quizá en unos años lea mis palabras y me ría de mí misma. Y diré: “¡Qué de gilipolleces y cursilerías pensaba de adolescente!”. Y posiblemente sea cierto. Pero esto lo escribo, porque realmente desearía que existieran esta clase de sentimientos. Estas emociones de lo que se llama amor que parece que se han perdido en el tiempo y que ahora sólo depende del sexo. O quizá es lo que me parece a mí, porque soy joven, porque los de mi alrededor son jóvenes y no piensan en sentimientos, sólo en el sexo. Quiero pensar que cuando uno madura deja eso un poco de lado y se deja llevar por algo más que la atracción. Ojalá sea así.

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Por Aryaa​