Esclavo de mi

Esclavo de mis propios actos,
amo de mi perdición,
Sin remordimientos, de mi condición
sabiendo lo que he dicho y lo que no

Amigo soy ya, de mis cadenas,
fieles testigos hoy, de mi condena.
Me atan, aquí, en la noche eterna,
de la que no se escapa un alma en pena.

Así en mi calabozo, oscuro y frío
añoro las caricias y el abrigo.
Que tantas veces fueran concedidos,
y luego retirados en castigo.

Consciente que jamas, tendré perdón,
no espero que entiendas mi corazón.
Tan solo, tengo un ultimo deseo,
verte para decirte, que, te quiero.

 

Tus versos son lágrimas que emanan del alma, se siente esa profunda culpabilidad y ese amor que no encuentra redención.
Todos merecemos ser felices, recuérdalo, por más errores que hayamos cometido siempre habrá como dijo alguien: "un nuevo amanecer".
Un placer venir hasta tu espacio.
Abrazos infinitos.
Ana