Escribiendo el presente.

Muerte, vida, conocimiento, realidad, propósitos. Por más que queramos nunca más podremos borrar estos conceptos, porque sin ellos no estaríamos acá compartiendo estos destellos de pensamiento, porque nuestro pensar es el universo, cada idea se denomina una infinita metáfora del big bang o del comienzo definitivo, si es que alguna vez aconteció tal cosa. Más me gusta pensar en la vida, diluirme en el silencio, reflexionar sobre el significado del estar quieto en nuestro perpetuo caminar. Para mí el propósito definitivo es la vida misma, no en el sentido como lo es la vida moderna que conocemos, con toda la tecnología que nos rodea que ya se ha arraigado a nosotros, nuestra libertad es nuestro derecho más vital y su enemigo más letal es la codicia desmesurada e inconsciente, es nuestra holografía del calvario, sea esta espiritual, o terrenal. Cosas inertes como el metal, el plástico, el pavimento y todos nuestros inventos deberían ser nuestros servidores y hacernos culto, y a veces es al revés, nosotros les servimos a nuestros inventos hasta ser esclavos. Según mi persona, no es soberbia decir que cada uno de nosotros es Dios mismo, porque nuestra esencia primitiva, bella y simple es emanar y compartir, con alguien más y también con nosotros mismos, todos los sentimientos que tenemos dentro, experimentar el esplendor del contexto de nuestro panorama eterno, eso es la más pura y única cosa que estamos destinados a hacer, no necesitamos nada mas, por que el presente, que es nuestro cuaderno, tuyo y mio y de todos los demás, será el lugar donde derramaremos por siempre nuestras letras. Escribir es amor, y es uno de los pocos refugios que nos hace libres de verdad. ¡Seamos libres siempre!