Escritor de porquería

Porque existe será que yo la nombro
sin código secreto, sin un filtro.
La busco por debajo del escombro
del viejo templo y el humilde piltro.

Como un perro que ladra por asombro
igualo pedigrí del mero quiltro.
Con cada hueso mi camino alfombro
y entre símbolos vagos yo me infiltro.

Adhiero a mi discurso lo presunto,
aquello que hasta un ciego bien vería
con sus ataques sin mediar asunto.

Me queda defender mi portería
y bajo tal premisa llego al punto
de ser un escritor de porquería.


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Tuviste, estimado Sergio, que recurrir a palabras de origen germánico (piltro) para poder satisfacer la exigencia de las rimas. Un tanto rebuscado, ¿eh? Sin embargo, lo importante es que el discurso mantiene coherencia desde el principio hasta el final. Celebro la parodia y digo lo que es justo: un poeta que escribe una obra como esta, no es un escritor de porquería. Es más probable que lo sean aquellos que coaccionan gramática y fondo a causa de la forma. ¡Dios nos libre de semejantes porquerías!