Eso que lo diga yo

Mmmm, el Museo de los Sueños voló en busca de semillitas para la paloma mensajera que volvió en francés hasta él. La costumbre lo llevó a la tienda de siempre a buscar alpiste. ¿Cuándo? Hoy, no había alpiste...solamente semillas de girasol al doble del precio que solía tener el alpiste. El Museo prefirió no decírselo a la palomita. En lugar de ello voló hacia la Biblioteca de los Sueños, sin tiempo en realidad, amablemente le preguntó por el alpiste. La Biblioteca desconcertada le indicó que el precio subió y que por eso la tienda no lo tiene, porque todos los pajarillos del planeta llegaron ayer y se lo llevaron todo.

El Museo diligentemente fué a otra tienda, ahí el alpiste era más caro, un cuarenta por ciento más que en la tienda de siempre por lo tanto, optó por ir a otra tienda en la que lo encontró con un módico veinte por ciento de incremento de precio y decidió llevárselo a la palomita, pobrecilla, voló todo el día y toda la noche para llevar hasta mi bunker la Rosa Naútica...

El Museo de los Sueños hizo una bitácora de los hechos, porque el viento, con acento extranjero, le susurró al pasar por x avenida: Así empezó todo...


¿Todo qué?, el museo no lo sabe, lo intuye nada más y quiso llorar, pero más aún cuando la Biblioteca de los Sueños no quiso incluir su bitácora entre sus anaqueles.

La Biblioteca en ese instante se vistió de soberbia y desapareció entre un humo denso, tornasol e itinerante.

La palomita tiene su alpiste, ¿Hasta cuándo?
no lo sé, tengo la Rosa de los Vientos y muchas, muchas interrogantes...

Nada más.