Espinela a Espinel

Un vate de alma bizarra
era nuestro buen Vicente,
quien registró la patente
de una cuerda a la guitarra.
Siempre daba la tabarra
con ello en toda ocasión;
mas, pensando una canción
que iba a cantar con vihuela
descubrió que la espinela
era aún mejor invención.

José Benito Freijanes Martínez​

 

Veo que, por un error, he puesto "Espinel" con minúscula en el título; pero no sé cómo editarlo ahí para corregirlo. Si alguien me lo puede decir, lo agradecería.

 

Arriba a la derecha de tu poema publicado hay un letrero que dice herramienta, pulsad ahí y se da la opción de editar el título. Un gusto leerlo.

 

Muchas gracias, Luciana. Te mereces que te dedique un poema. Un saludo.

 

Preciosa espinela, José Benito. Un gusto leerte.

 

¡Qué ductilidad tienes, José Benito!

Cualquier estrofa o composición en tus manos se vuelve sencilla.
Me gusta cómo te ha quedado esta décima espinela.
Abrazos.

 

Muchísimas gracias, Lucio. Sólo es adaptación al gran nivel que tenéis por aquí. Un saludo cordial.

 

Muchas gracias, FanÁngel. Un saludo.

 

Muy bonito tu poema, José. Un abrazo

 

Gracias, Gustavo. Se lo debo a Marcos R., inspirador con su buen humor y su buen hacer.

 

Muchas gracias, Iguazú. Un saludo.

 

Gracias, Malco. Qué menos, dedicarla al artífice... Un saludo.

 

Un simpático homenaje para este poeta que parece haber sido dotado para la invención; además de las que señalas, acuñó una interesante variante para la rima provenzal de Gil Polo. En cuanto a la invención de la espinela, vale reconocer que su trascendencia se debe en gran parte a Lope, que fue alumno de Espinel.

abrazo
J.

 

Muchas gracias por tus aportaciones, Musador, y por pasarte por aquí. Un abrazo también.

 

Muchas gracias, Marcos R. Es para mí un placer que sea de tu gusto. Un saludo.

 

Buen homenaje a Espinel. Usted es especialista en la estrofa. Gracias

 

Muchas gracias por su valoración. Pero tengo un truco: me sé algunas de memoria, y simplemente las imito. Desde luego que no se me olvida aquella tan famosa que Calderón de la Barca pone en el monólogo de Segismundo de La vida es sueño:

Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
"¿Habrá otro --entre sí decía--
más pobre y triste que yo?"
Y, cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
a otro sabio recogiendo
las hierbas que él arrojó.

Nuestros clásicos son la base, amigo. Un estupendo abrazo.