Esposo Adivino

Ayer por la madrugada oí caer una estrella.
La curiosidad gano y enseguida salí tras ella.
Pa’ no despertar al mozo, baje a tientas por la ventana.

Por el arrollo me tropecé un gato negro, divino.
Supe que son mala suerte. Quise cambiar de camino, mas,
tarde ya lo pensé y falle en mi intento de esquivo.

Con ese gato, yo me enrede a rasguños y quejidos.
Fue tan bello como maldito y me invito una copa de vino.
Me dejo sin bata y descalza, entre rasguño y gemido.

Esfumada la madrugada, muy de prisa me vestí.
Así como lo hago diario, me fui muy pronto de ahí.

Valla sorpresa que recibí, cuando por fin llegue casa.
Mi esposo ya enfurecido: llenaba sacos, vaciaba armarios y
bata por pantalón, mi fino atuendo quedo hecho braza.
Si, si, trate de explicarle que fueron actos involuntarios.

Antes que yo le contara de mi tropiezo felino,
me grito sin más ni menos, me fuera yo y sin calcetines!

¿Le habría llamado, ese gato, le diría lo de los botines,
lo de las copas de vino?

El gato habla como perico o mi esposo es adivino!

© scg, todos los derechos reservados.​

 

ajjaaa ¡y el gato no sria yo disfrazado? jaaaa gran idea amiga... besos

 

Gracias! Fue una idea loca después de oír varios cuentos embusteros.
De repente se me ocurre que los que llegan a casa de madrugada y descalzos, por lo menos deben un cuento creativo –lo de la llanta ponchada y el perro atropellado ya es cuento viejo, ha! ha!

 

jajaja, muy bueno, jejeje

un abrazo

 

Gracias Franciscoc!! No tan chistoso como los tuyos, pero estoy aprendiendo eso del humor!

 

jajajaja que original, un placer leerte

 

-Gracias, que bueno que te cause risa!

-un abrazo