Esta carta no es para ti

Esta carta no es para ti, porque no es para la hermosura que se materializa en tu rostro, tampoco para quien posee en su nombre: el Altar del Cielo (Araceli). No es para quien tiene una voz alada, que deja al mundo atónito al cantar con su tono celestial. Tu voz detiene el tiempo y tu belleza sobreabunda el espacio.

Esta carta es para alguien más sublime, para quien la palabra hermosura no describe su belleza y, la Real Academia no ha generado un logos que la defina. Su nombre se desconoce; pues no hay humano con tal conciencia para entender. Su nombre es un secreto que la une al Eterno.

Esta carta es para quien no utiliza su voz, porque con solo una mirada le basta y en su acertada proclama, sus ideas son teoremas. Sin voz arrulla. Sin voz enseña. Ella solo necesita expandirse en el infinito universo de su propia esencia y, en simbiosis directa afecta a todo lo que la rodea.

Esta carta es para quien habita y domina tu conciencia, para quien es la parte más real de ti. A quien razona, a quien sueña, a quien ama; a Ella. A Ella que es eterna.​