Estación central

Al límite de dos condados y un río ancho como mar, se encuentra o desencuentra una vieja estación de trenes. Es puro hierro herrumbrado, torcido, resquebrajado.
Bien, dadas sus condiciones de la misma mierda, ya no puedo decir que son "puros".
Un día, de esos de calor inherente a la sangre y cuando los sudores huelen a pedo, paseaba yo en por los alrededores. Caí sobre esos pedazos de hierro jodidos como el mismo infierno, y me abrí en dos la yugular. En tres, y llegó la ambulancia para venderme al mejor postor entre las carnicerías del pueblo.
Me encanta la instantánea que me tomó mi hermana: un lechón de 60 kilos en una refrigeradora de madera. Tanta creatividad me mata y vuelta a morir.
Será que no me queda otra reputísima cosa que hacer.